La caída del precio del crudo desató una interna entre las petroleras

La caída abrupta del precio internacional del petróleo volvió a dejar en evidencia los intereses contrapuestos entre las productoras de crudo, las refinadoras que venden las naftas y el gasoil en las estaciones de servicio, las provincias petroleras que cobran regalías y el Gobierno, que cobra retenciones y quiere mantener en niveles bajos la inflación.En un mercado donde los precios son libres, los valores en surtidor fluctúan al ritmo de la cotización del barril de petróleo. En la Argentina, en teoría, el mercado no está regulado y los precios deberían actuar en el mismo sentido. Sin embargo, el Gobierno establece un valor de referencia a través de YPF, donde tiene el control con el 51% de las acciones.Si bien recién pasaron cuatro días desde que la cotización del Brent -el precio internacional del barril que se toma de referencia en la Argentina- se desplomó de US$50 a US$32, la única decisión del Gobierno fue limitar la importación de petróleo crudo, gasoil y naftas, estableciendo licencias no automáticas. El fin de esta medida es que las refinadoras no aprovechen la caída de los precios internacionales para importar a valores más baratos que los locales.El precio actual de las naftas y el gasoil en surtidor refleja un precio del barril de petróleo que las refinadoras compraron a entre US$47 y US$52. Este contrato tiene 15 días más de vigencia hasta que las empresas vuelvan a negociar.De las cuatro mayores refinadoras del país, YPF y Axion están integradas; es decir, son productoras de petróleo y lo refinan para vender en sus estaciones de servicio. YPF se autoabastece con su propio crudo y Axion compra casi el 90% a sus mismos socios, Pan American Energy (PAE).Raízen (operadora de las estaciones de Shell) y Trafigura (a cargo de Puma Energy) son las otras dos refinadoras que le compran el petróleo a las productoras; entre las que se encuentran Chevron, Exxon, Shell, Vista, Pluspetrol, Tecpetrol, YPF y PAE.En el contexto actual, las refinadoras tienen incentivos para comprar el barril de petróleo a US$30 aproximadamente, ya que la alternativa de las productoras es exportarlo, y en el mercado internacional cotiza a US$32. Además, el Estado cobra un 12% de retenciones (nunca se reglamentó el 8% que prometía que iba a bajar la ley de Solidaridad). En este escenario, las refinadoras comprarían el barril a US$30, pero venderían la nafta a un precio que refleja un costo del petróleo de alrededor de US$50, lo que les daría un mayor margen de...

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