En caída libre

Banfield hace tiempo que perdió el rumbo en el nivel futbolístico y dirigencial. Después de embriagarse con el título en el Apertura 2009, el club del Sur entró en una clara declinación en hasta llegar a este presente con jugadores de un bajísimo rendimiento que nada pudieron hacer para impedir la derrota por 3 a 0 frente a Estudiantes.Tampoco ayudan las divisiones entre sus mismos hinchas. Así, los que estaban en la tribuna Eliseo Mouriño se dedicaron a insultar al presidente Carlos Portell en varias ocasiones, pero rápidamente fueron tapados por los barras, quienes responden al oficialismo y encabezaron los cánticos más efusivos. "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo", y "Jugadores, jugadores, no se los decimos más, si nos mandan al descenso, qué quilombo se va a armar", fue el cancionero que eligieron para descargar tanta frustración acumulada. El Taladro suma siete partidos sin triunfos, con cinco derrotas y dos empates. El último triunfo fue la goleada 5-2 contra Olimpo, en Bahía Blanca.Así, en ese clima agresivo en su propia casa, Banfield fue un manojo de nervios, y Estudiantes, con la sapicencia de sus piezas vitales, y un cuarto de hora a pura contundencia, no tuvo problemas para hacer prevalecer la diferencia individual y colectiva que separa a ambos conjuntos.En ese complicado panorama resulta poco comprensible la decisión del entrenador uruguayo Eduardo Acevedo de insistir con una defensa de cinco integrantes, quienes, como ocurrió en otros encuentros, juegan en línea y ofrecen todo tipo de ventajas a los delanteros rivales.Prueba de ello fue el centro que despachó a los 11 minutos la Gata Fernández para encontrar en soledad a Sarulyte. El zaguero remató en dos ocasiones -en la primera tapó Lucchetti-, y anotó la primera conquista.A continuación, en una jugada casi calcada, pero desde el sector derecho, Mercado fue el ejecutor y el colombiano Zapata, el definidor, para poner el 2-0.Inmediatamente después de la segunda conquista del Pincha, el técnico local dispuso el ingreso de un volante ofensivo, Barbaro, por un lateral, Toledo, pero en forma incomprensible, y estando en desventaja de dos goles, Quinteros, habitual carrilero...