Un Estado cada vez más elefantiásico

Las confirman que una de las peores herencias que recibirá el gobierno nacional que asuma el 10 de diciembre próximo será el exorbitante aumento de la dotación de personal del sector público. , que se ha profundizado especialmente durante las dos gestiones presidenciales de Cristina Fernández de Kirchner, le sirvió al oficialismo para encubrir con el crecimiento del empleo público el claro estancamiento del empleo privado verificado en los últimos años y para copar con militantes distintos nichos de la administración pública nacional.

En función de datos tomados del Boletín Fiscal, presentado por el Ministerio de Economía recientemente, sólo el Poder Ejecutivo Nacional contaba en el tercer trimestre de 2014 con 358.491 empleados, un 46% más que el número albergado en igual período de 2003, año en que el kirchnerismo llegó a la Casa Rosada. La cantidad actual de trabajadores no incluye a los llamados tercerizados, quienes les facturan a empresas o a universidades nacionales aunque prestan servicios para el Estado, muchas veces con fondos que éste les deriva a esas organizaciones.

Según el mismo informe, el sector que más creció en número de empleados fue el representado por las empresas y sociedades del Estado. Entre el tercer trimestre de 2006 y el de 2014, el aumento en la dotación de personal de esas compañías fue del 173,3%, al pasar de 9566 a 26.151 trabajadores, sin contar Aerolíneas Argentinas -desde su reestatización en 2008 hasta 2013 vio crecer en 1730 sus puestos laborales-, YPF, AySA, Correo Argentino, Enarsa y Arsat.

El desproporcionado incremento de los empleados públicos ha tenido en los últimos tiempos ribetes escandalosos, asociados con el avance de la agrupación kirchnerista La Cámpora, que logró llenar de militantes áreas clave del Estado. El caso más reciente se está observando en la proyectada Agencia Federal de Inteligencia, que reemplazará a la Secretaría de Inteligencia. Pero procesos similares de copamiento del Estado por ese grupo se han podido apreciar en la Cancillería, el Ministerio de Justicia y la Inspección General de Justicia, entre otras áreas, al igual que en diferentes dependencias de la cartera económica y de empresas como la citada línea aérea de bandera.

No se trata, por cierto, de un fenómeno exclusivo del Poder Ejecutivo Nacional, ya que también el Congreso de la Nación ha visto crecer su planta de personal en forma alarmante. Por caso, desde el arribo de Amado Boudou a la vicepresidencia de la...

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