En busca del disfrute perdido

El propósito fue generoso desde el origen. La especialista en educación Laura Duschatzky primero concibió su libro ¿Cómo disfrutar de mis clases? (Morata) con la intención de colaborar -a partir de un pedido de ayuda muy concreto- en la ardua tarea de recuperar el placer de la enseñanza, que hasta el docente más entusiasta puede perder casi sin darse cuenta en cualquier recodo del papeleo burocrático, en la erosión de la rutina, en la aspereza o la indiferencia que a veces ganan el aula. Y luego lo escribió con el afán de hacer algo "que sea ante todo interesante", "que den ganas de leer". Se agradece la cortesía.Nótese que los signos de interrogación en el título disipan (¡qué alivio!) cualquier amenaza de discurso prescriptivo en la línea de los manuales de autoayuda. La autora no ofrece fórmulas ni recetas, sino que se pregunta -y, más importante, invita a sus lectores a preguntarse- de qué manera se puede recuperar la alegría perdida.En el comienzo hay alguien a punto de hundirse: "¡Ayúdame a disfrutar de mis clases!", implora a Laura una docente universitaria a la que acaba de conocer en Madrid. A partir de esas palabras -y motorizada siempre por un denso intercambio de correspondencia electrónica entre ambas, donde cada una disecciona sentimientos, sensaciones, miedos, esperanzas, experiencias y frustraciones-, Duschatzky enlaza una serie de reflexiones acerca del sentido de la tarea pedagógica, los prejuicios que la opacan, los gestos que la enriquecen y los obstáculos que la dificultan.Pero en esa búsqueda Laura siembra para que cosechen otros. No solo los maestros. Porque aquí se trata de volver a sentir el placer de hacer aquello que alguna vez nos convocó, precisamente, como una vocación, y que extraviamos en el surco estéril de la repetición automática, el desaliento o el hastío. Entonces, la indagación toca a todos, incluidos quienes se emplean en tareas que no han elegido y cumplen como mero ganapán. Aun allí (si se está alerta y se activa el deseo, claro) se puede abrir hendijas para que entre la...

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