Burocracia, deuda, corrupción: razones del fin de la dolce vita

ROMA.- Italia, la tercera economía de Europa y la séptima del mundo, cierra la "era Berlusconi" al borde del default y convertida en la peor pesadilla de la Unión Europea (UE). Para salvarse, ahora deberá aplicar todas esas reformas estructurales para modernizar el país que el propio Silvio Berlusconi había prometido cuando "salió a la cancha" en 1994, cuando conquistó a los italianos "vendiéndoles" esa "revolución liberal" que nunca puso en marcha, pese a haber tenido la fuerza política necesaria para hacerlo.Se terminó la fiesta. "Adiós dolce vita" , dicen hoy los analistas económicos, que saben que llegó la hora de ajustes, de sangre, de sudor y de lágrimas. Pero, ¿cómo se arribó a esta situación? ¿Qué pasó?Todo tiene que ver con la famosa deuda pública de casi dos billones de euros, el 120% del PBI italiano, pero esto no es una novedad. Si hasta hace unos años nadie dudaba de la solvencia de Italia -un país que, después de la Segunda Guerra Mundial, renació y dio vida al "milagro" italiano, con un denso tejido empresarial, lleno de pymes tomadas como ejemplo en todo el mundo, exportador de marcas famosas, como Fiat, Benetton y Armani-, el desastre de la "era Berlusconi" cambió dramáticamente las cosas.Alarmados por la falta de crecimiento, productividad y competitividad del país, prácticamente estancado desde hace diez años, los inversores perdieron la confianza en Italia, blanco de ataques especulativos desde hace meses, lógicos en un país que ocupa el tercer lugar entre las mayores deudas públicas del mundo, después de Estados Unidos y de Japón.Para responder a cómo se llegó a semejante monstruo hay que convenir que el hoy desacreditado Cavaliere no es el único culpable, sino además sus antecesores. También hay que poner en el banquillo a un "sistema-país" aquejado por males tan difíciles de extirpar como una legendaria burocracia, una altísima evasión de impuestos (de 28.888 millones de euros), corrupción, clientelismo, gerontocracia, mafia, un sistema laboral que premia a los empleados públicos con el mítico posto fisso (planta permanente) y que prohíbe el acceso de miles de jóvenes, que para tener futuro deben emigrar como hicieron sus abuelos o tatarabuelos.Según un gráfico que mide la relación deuda-PBI a través de la historia, si hasta mediados de los 70 la deuda pública era equivalente a un promedio del 44% del PBI, fue con el premier socialista Bettino Craxi (padrino de Berlusconi), que, a mediados de los 80, se duplicó al 84,5%, para...

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