'Burbuja de paranoia': se multiplican las versiones sobre el creciente aislamiento de Putin

Biden, ayer, durante una reunión en el Kremlin

PARIS - Vladimir Putin vive, desde hace años, aislado en una burbuja de paranoia y en medio de una espesa atmósfera de intrigas y terror que lo mantiene aislado de las realidades políticas y económicas. Esa esa la mirada de especialistas y servicios de inteligencia occidentales, que agregan que el aire que se respira en los pasillos del Kremlin no es muy diferente del ambiente que reinaba en la cúpula del poder durante la época de Stalin.

"Además de perder la guerra en una de las campañas militares más desastrosas de la era moderna, Putin perdió el apoyo de la Krugavaja paruka, el círculo de personajes de extrema confianza que rodean al presidente ruso" , afirma el historiador y ex apparatchik Alexander Adler.

Putin, el 29 de marzo pasado, durante una reunión en el Kremlin

Esa peligrosa soledad política se acentuó en los dos años de la pandemia de Covid. Conocido por su hipocondría y su aversión particular a las bacterias, virus y enfermedades infecciosas, el líder ruso vivía recluido en sus apartamentos privados del Kremlin, redujo al máximo los contactos con sus colaboradores . El resto del tiempo lo pasaba en su dacha ubicada en un bosque cerca de Moscú y en la fastuosa residencia de 17.691 m2 cubiertos que hizo construir en 2005 sobre un terreno de 7000 hectáreas —19 veces la superficie de Mónaco— sobre una colina de Sochi al borde del Mar Negro.

Fue en ese contexto de reclusión que rumió la operación de mayor riesgo que debió adoptar desde que llegó al poder, hace 22 años: la invasión de Ucrania. El trabajo solitario "le hizo perder contacto con la realidad y la práctica de consultar con sus colaboradores, método que —por lo demás— nunca fue su fuerte" , explica el exdiplomático ruso Vladimir Fedorovski , autor de varios ensayos sobre el nuevo zar ruso.

Según Fedorovski, la élite moscovita, un grupo de hombres de poder y potentados que totaliza apenas mil personas, descubrió rápidamente que Putin había decidido lanzarse a la guerra sobre la base de planes de ataque incompletos transmitidos por el Estado Mayor Conjunto, el GRU (servicio de inteligencia militar) y el FSB (servicio de espionaje): informaciones falsas sobre las fuerzas y la logística que necesitaría la invasión, evaluaciones incorrecta sobre el estado de ánimo de la población ucraniana y un grave error de cálculo sobre la popularidad del gobierno.

"Pero sobre todo, creyeron —y le aseguraron a Putin— que la operación estaría...

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