Buenas ideas para un desafío muy complejo

El juicio por jurados, un sistema que se aplica en muchos países de Occidente, normalmente se apoya sobre una organización judicial muy sofisticada. La provincia de Buenos Aires, sin embargo, acertó con un par de ideas bien sencillas para ponerlo rápidamente en funcionamiento.El juicio por jurados tiene una historia milenaria, pero fueron Inglaterra, hace unos seiscientos años, y los Estados Unidos, desde el siglo XVII, los países que le dieron su actual configuración. Y, claro, Hollywood los popularizó.Convocar a personas del pueblo para que juzguen a sus pares tiene muchas ventajas: hace que los ciudadanos ganen confianza sobre la justicia que ellos mismos administran y, como son ellos los que declaran al sospechoso culpable o inocente, no tienen motivos para dudar de los jueces.Tal vez por eso, los gobiernos nacionales nunca lo aplicaron, a pesar de que la Constitución Nacional prevé el mecanismo desde 1853: ¿se imaginaría usted qué haría si le tocase ser jurado de Ricardo Jaime o de Amado Boudou. La provincia de Buenos Aires sí lo hizo, aunque no para los temas de corrupción sino para los delitos que merecen penas mayores a quince años.Ahora bien, copiar el sistema tal como se aplica en los estados de los Estados Unidos hubiera sido imposible, por lo complejo y costoso.Allí, las autoridades desarrollaron un manejo hipereficiente de los padrones electorales y todos los días están sorteando miles de jurados para...

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