Briegel: 'Cada dos años tengo que ver la imagen de Burruchaga yéndose solo y yo corriendo detrás'

BERLÍN. - Se formó como atleta, importó al fútbol su físico arrollador y se ganó el apodo de "Tanque" por su presencia ubicua en la cancha. Pero al portentoso ex defensor alemán Hans-Peter Briegel se lo recuerda sobre todo por una carrera perdida: la que dio a la Argentina el Mundial de México.

La escena tiene lugar el 29 de junio de 1986. Alemania acaba de remontar el 2-0 inicial de la Argentina. A nadie le queda ya fuerza en la altura del estadio Azteca. A siete minutos del final, Diego Armando Maradona se revuelve en el centro del campo e inventa un pase largo para Jorge Burruchaga, que llega al balón, se interna en el área y marca el 3-2 definitivo. Pisándole los talones, extenuado, lo sigue Briegel.

"Esta escena quedó y creo que me acompañará el resto de mi vida", reconoce hoy en diálogo con la nacion desde su casa en la pequeña ciudad alemana de Germersheim.

Es una inversión de la historia: pasaron 30 años, el imponente defensor y centrocampista de casi un 1,90m y medias eternamente caídas tiene ya 60 años y una larga experiencia como entrenador y directivo en sus espaldas. Pero ahora es Burruchaga quien sigue persiguiéndolo a través de la historia del fútbol.

-¿Sigue pensando en esa final? ¿Qué imágenes le vienen primero a la cabeza?

-Recuerdo permanentemente esa final, porque aquí antes de las Eurocopas y los Mundiales, se muestra siempre la misma escena del partido: la de Burruchaga yéndose solo al arco y yo corriendo por detrás (ríe). El partido suele reducirse a eso, aunque fue un muy buen partido en general. Pero esta escena quedó y creo que me acompañará el resto de mi vida.

-¿Se siente perseguido por esa imagen?

-Perseguido no, pero tengo que verla cada dos años.

-¿Volvió a ver el partido entero?

-Nunca más.

-Pero seguramente los periodistas le preguntaron mil veces por eso...

-Bueno... sí (ríe a carcajadas)

-¿Y qué puede decir de eso? ¿Qué ocurrió en el gol?

-Bueno, habíamos remontado un 2-0 en contra y estábamos 2-2. Estábamos jugando muy ofensivo, porque la Argentina ya no tenía casi fuerza. Jugamos demasiado arriba y ocurrió eso, porque nuestra defensa estaba mal parada en mitad de campo.

-¿Se arrepintió de algo de lo que hizo entonces? ¿Pudo haber barrido a Burruchaga para hacerle, por ejemplo, un penal?

-No podría haber hecho un penal, porque estaba a dos metros de Burruchaga. No me arrepiento de nada. Fue mi último partido. Cuando uno pierde una final de un Mundial, y fueron dos veces porque también perdí la de Italia...

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