Jean-Michel Bouvier: 'Prefiero un culpable en libertad a un inocente en prisión'

. "Y Salta es una sociedad feudal cuyas relaciones humanas parecen no haber dejado el medioevo...", afirma.Con pudor, el padre de Cassandre Bouvier, , evita ponerle nombre a ese tipo de vínculo: "Una sociedad -trata de explicitar- donde los poderosos mandan y los pequeños padecen".Quizás por esa íntima convicción tiene muchas más preguntas que certezas. En vísperas de tomar el avión para asistir al juicio de los tres acusados del asesinato de su hija y de su amiga, Houria Moumni, (supuestamente), ocurrido el 15 de julio en la quebrada de San Lorenzo, Jean-Michel Bouvier expuso sus dudas a LA NACION en París.Por eso también, sin duda, no cesa de repetir: "Prefiero un culpable en libertad a un inocente en prisión". Y Cassandre también -está seguro- "querría un proceso justo, donde todos pudiéramos conocer la verdad".Cassandre está allí. En ese retrato en blanco y negro colgado en la pared del departamento parisiense de su padre, repleto de recuerdos y testimonios de una vida -como la de su hija- de viajes y aventuras por países remotos. Rodeada por clichés más pequeños de sus dos hermanos, la foto muestra una joven mujer sonriente y decidida, de hermosos ojos negros y mirada profunda. Su rostro está enmarcado por una cabellera anárquica, dejada en libertad. A modo de crespón, el ángulo superior derecho del marco está atravesado por una cinta de seda color rosa, símbolo de la batalla sin cuartel que libra ese padre por la dignidad femenina, desde su desaparición."La última vez que la vi, en la morgue de Salta, no parecía ella. Tenía la cara golpeada, martirizada, como si se hubiesen encarnizado con ella. Yo prefiero pensar que fue porque mi Cassandre se defendió, con todas sus fuerzas", confiesa, tratando de retener el llanto.Cada día que pasa, Jean-Michel Bouvier piensa un poco más en su hija. Cuando habla de Cassandre, ese padre que la llora todos los días, jamás dice "su muerte". Habla de "su ausencia". Y si evoca sin resistencia su inmenso dolor, es porque tiene la impresión de que ésa es la única forma de mantenerla viva."Yo no soy creyente. Por eso sé que no la veré en otros mundos", confiesa.Entonces, para poder seguir viviendo, Jean-Michel Bouvier se fijó dos objetivos: hacer reconocer el delito de "femicidio" tanto en Francia como en la Argentina y, sobre todo, seguir paso a paso, obsesivamente, como lo haría un entomólogo, el proceso de instrucción.Dice que nunca pensó en hacer sus propia investigación. "No hubiese tenido los medios. Pero he...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR