Bou: 'Mi mayor anhelo es que la gente me reconozca como un buen tipo, como soy'

"¡Uy, hace cuánto que no veía bolitas! ¡Cuántos recuerdos!", exclama Gustavo Bou con los ojos tan brillosos y abiertos como cuando convierte un gol. Como si fuera un niño, pide permiso y con su mano derecha agarra las bolitas y se pone a jugar en el piso de la platea A del Cilindro. El gesto de felicidad es inconfundible. Bou gesticula, habla a corazón abierto y cuenta que, de pibe, sus días pasaban entre este juego que "requería de gran precisión para no quedarte sin nada" y la pelota. "La bolita para mí es toda mi infancia. ¡Cómo me sorprendiste! Era levantarme y jugar a las bolitas, comer y después jugar. Era esperar la hora de la siesta de los más grandes y jugar con los amigos del barrio a la bolita. Era esperar los recreos para ir a jugar a las bolitas y a la pelota", comenta el goleador de 25 años. Bou está en su salsa. Siente que los años de chiquilín en el barrio Nebel, de Concordia, Entre Ríos, no pasaron y que Martina, su hija de 10 meses, va a jugar con él en el fondo de su casa, ahí adónde iba a buscar bolitas perdidas entre el pasto para irse corriendo a la esquina con los amigos. Toma una y, en el piso de cemento, marca un óvalo de unos 20 cm. "Ves?, esta es la cafúa. Cada jugador pone una o dos bolitas y el que la saca del óvalo se la queda. Mi hermano más grande tenía la mano de King Kong. Esto y la gomera eran mis juegos", explica mirando al piso. Y continúa: "No juntábamos figuritas porque llenar un álbum era muy caro y somos nueve hermanos. Y la bolita era un juego económico. El premio mayor era quién llenaba primero un tarro de leche Nido. El que lo hacía, llamaba a los amigos para mostrarlo".

-Sos papá de una nena que todavía no llega al año de vida. ¿Cómo te gustaría criarla?

-Con mi mujer sabíamos que Martina nos iba a cambiar la vida, pero no asumí que era tan grande la dimensión de ella en nuestras vidas. Me gustaría criarla en Concordia, pero soy consciente de que no es posible porque hoy estoy acá, y tal vez mañana en otro lugar. La vida del jugador es así. La idea es criarla como mis viejos lo hicieron conmigo, de la misma manera, y cuando vaya creciendo que ella busque su rumbo. Ojalá que pueda disfrutar como nosotros de Nebel. Trato de llevarla mucho, por más que sé que hoy en día tengo mi vida acá. Los días libres o las vacaciones vamos para allá, para que esté con mis sobrinos, que son 22 y todos de diferentes edades.

-¿Tenés temores?

-No tengo temor respecto a su crianza. A medida de que vaya creciendo irá...

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