Borges y Sabato, reunión cumbre con piso de damero

No es una novedad que el periodismo, aparte de registrar hechos, a veces los inventa. No hay ironía en la afirmación porque lo que se quiere decir con eso es que el periodismo puede crear de la nada una noticia. Fue lo que ocurrió cuando Chiche Gelblung le pidió a Alfredo Serra que reuniera en una entrevista conjunta a Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato, distanciados desde hacía décadas. Fue en el verano de 1975 y el lugar elegido fue el bar Plaza Dorrego, que ayer dejó de atender al público. El sur los unía: para Borges, era el escenario de una ciudad que a esa altura existía solamente en su imaginación; para Sabato, era el escenario de lo imaginario: ahí nomás, en Parque Lezama, se emplazaba la casona de Alejandra en Sobre héroes y tumbas.El sur los unía, sí; también, la caña que tomaron. Todo lo demás los separaba. Uno menciona a Dostoievski y el otro habla de Henry James.Uno de los pasajes más extravagantes, por no decir desopilantes, sobreviene cuando Sabato objeta que los diarios se publiquen todos los días...

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