Borges y Bioy viven en Twitter

Hace algunos años, en 2014, me invitaron a hablar en una mesa (como dice un amigo, Buenos Aires es la capital mundial de las mesas redondas) dedicada al centenario de Adolfo Bioy Casares. En verdad, las mesas eran varias, y la que me tocó estaba dedicada a Borges, el diario que Bioy llevó sobre su amigo. Hubo ya un desacuerdo inicial: alguien de la mesa dijo que Borges era el "peor" libro de Bioy, y peor quiere decir "el más miserable". Mi posición era opuesta. Por mucho que me gusten La invención de Morel y El perjurio de la nieve (el costumbrismo de El sueño de los héroes me excluye), creo que el diario sobre Borges es la mayor conquista de Bioy, y esto no solamente por su condición de testigo, sino porque, en los puros términos del estilo, nadie podría haberlo escrito como él.El de Bioy sobre Borges no es un diario de trabajo como el de Bertolt Brecht ni un diario para sí mismo como el de Kafka. Se parece más bien al de Gide, aún más al de Thomas Mann, y más todavía -por desgracia- a las Conversaciones con Goethe, de Eckermann, "el diálogo entre dos imbéciles", según Borges. En esa línea se inscribe Borges, el libro. ¿Y hay un nombre más perfecto para esos fragmentos de un diario mayor que el nombre propio del nombre mayor de la literatura argentina?¿Hasta qué punto sospechaba Borges que Bioy iba a dejarlo totalmente al desnudo? Tempranamente, tal vez. Creo que intuyó que era como Samuel Johnson para su amanuense James Boswell. En una entrada de 1956 (miércoles 26 de septiembre), dice Borges: "Hay que hacer como Boswell: anotar para que las cosas no se pierdan". Y encontramos en 1971 (viernes 8 de enero) al "muchacho Dolan", que empieza a escribir por un diario. Borges: "Dice, por ejemplo: 'Anoche fui a comer a lo de X. Estaban Y, tan ingenioso como siempre, y Z, que parecía un poco apagado'. Yo le expliqué que no debía poner en su diario que Y estuvo ingenioso; debía recordar lo que dijo. Me aseguró entonces que en otras partes del diario había registrado lo que yo había dicho delante de él; me leyó y resultó que había...

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