Boca está perdido en un laberinto del que no sabe bien cómo salir

Fue una mañana intensa. De esas que dejan marcas. La llegada de Daniel Angelici al entrenamiento dijo mucho. Demasiado. No porque el presidente sea alguien que no concurre al Complejo Pedro Pompillo, sino porque su presencia allí tenía un motivo puntual. Necesitaba dejar un mensaje y lo hizo. Reunió a los jugadores y tuvo una charla directa en la que les habría dicho: "Muchachos, gastamos mucho dinero en armar el plantel, nos quedamos afuera de la Copa por cuestiones externas, nos peleamos por todos lados para tratar de solucionar el problema y no se pudo. Todo eso lo entendemos y sabemos que les duele y nos duele a todos, pero lo que no se entiende es cómo perdimos la punta del campeonato".

Todos advierten que las formas en las que Boca perdió la condición de líder son las que concentran la atención. Más allá de las dudas que tienen los dirigentes sobre algunos vínculos muy cercanos entre el plantel y el cuerpo técnico, lo que más atentos tiene a los conductores de la entidad de la Ribera es la falta de reacción en los momentos críticos. El presidente xeneize fue decidido a hacerles llegar esa preocupación a los jugadores. Fue una charla que no duró más de 15 minutos, pero en la que Angelici dejó bien clara su posición. El mandamás se dirigió al plantel sin elevar el tono y sin mostrar una postura de enojo, pero sin dejar espacios a cambios de opinión. Incluso, algunos futbolistas entendieron que las palabras de Angelici intentaron ser más contemplativas, con cierto tono de apoyo.

El silencio dominó la escena, todos escucharon atentos al presidente. Conocen bien que lo que sucedió en las dos últimas fechas del torneo local (las derrotas con Aldosivi por 3-0 y con Vélez por 2-0), los dejó muy expuestos. Por eso, después de Angelici, el que habló fue Rodolfo Arruabarrena, que no estuvo mientras el mandamás xeneize charló con los jugadores.

Según se supo, el discurso del Vasco fue mucho más enérgico. Les habría hecho saber a sus jugadores que estaba molesto por la forma como cayeron en Liniers; que no podía comprender por qué ante el primer golpe les costaba tanto reaccionar, que no podía admitirle a un equipo suyo que no tenga vergüenza deportiva para tratar de torcer el rumbo de una situación desfavorable.

Todos siguieron al detalle el mensaje apenas uno de los referentes, Agustín Orion, habló después del entrenador. Lejos de justificarse, el arquero habría tratado de arengar a sus compañeros (Osvaldo no estaba porque se realizó unos...

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