Boca: qué busca ganar en un duelo desgastante

"Y daleeee // dale dale Bocaaaa // Y dale Boca...". Como tantas veces, el himno xeneize retumbó anoche en la Bombonera. Sin embargo, fue algo especial: esa música envolvente resultó el anticipo de lo que a media noche era una certeza:el choque con River en los octavos de final de la Copa Libertadores.

Antes del encuentro con Palestino, durante y después de la victoria por 2-0, los fanáticos se acordaron del archirrival. Y lo hicieron envalentonados por el mensaje que enviaban los jugadores desde el campo: evidentemente, el equipo quería ganar, sobre todo a partir de la notable mejoría del rendimiento en la segunda etapa. No especularon los futbolistas ni los hinchas con sus manifestaciones: todos apostaron plenos por medirse con el oponente de toda la vida.

Está claro: un Boca-River es atrayente, convocante. Genera ilusión, picos altos de adrenalina en los hinchas, pero más en los jugadores y en los cuerpos técnicos. Así como el miércoles los futbolistas millonarios jugaron con la cabeza en dos canchas, anoche los xeneizes, ya clasificados para la siguiente etapa y con la chance de terminar con puntaje ideal como primeros en la tabla general, se medían con Palestino con la mente puesta en el superclásico. Inevitablemente, ya se proyectaban a los duelos del 6 y 13 de mayo.

Más allá de ir al frente y esperar al rival que tocara, Boca hubiese preferido medirse con River en una instancia más cercana a la definición del certamen. La voz cantante al respecto es el Vasco Arruabarrena, que dijo: "Van a ser semanas desgastantes, pero es lindo, es lo que necesita el fútbol argentino. Aunque lo lógico hubiera sido que nos enfrentáramos en la semifinal o en la final".

Si bien desde la Conmebol se pensó en este sistema de cruces para darle mérito a lo realizado por cada equipo en la etapa de grupos y privilegiar la justicia deportiva en los emparejamientos, Arruabarrena sabe que los números que consiguió River no son proporcionales a su real potencial. Y que en un cruce superclásico nadie sale ileso. El ganador se potencia y el perdedor sufre...