El blanqueo debe ser alentado

La decisión de instrumentar un blanqueo de bienes y capitales fue un paso necesario y esperado luego de la exitosa eliminación de cepo cambiario y del acuerdo con los holdouts para salir del default. A pesar de reconocer que cualquier blanqueo o moratoria implica cierta injusticia con los que cumplieron, desde estas columnas editoriales lo hemos juzgado positivamente, en el contexto de razones históricas y de la grave situación fiscal y recesiva actual.

La fuga de capitales y su omisión al conocimiento del fisco fueron, en gran medida, una reacción a las frecuentes confiscaciones, tales como los canjes de depósitos por bonos, el ahorro forzoso y diversos impuestos creados sin aviso previo y con efecto retroactivo. La estatización de los fondos de pensión fue un gravísimo atentado contra la propiedad; sin embargo, fue aplaudida por gran parte del espectro político. Con esta historia no es difícil comprender que miles, sino millones de argentinos, escapen del registro impositivo de sus bienes.

Salvo algunas excepciones, desde hace varias décadas casi todos los gobiernos, con su dispendio, hicieron todo lo posible para desalentar en los ciudadanos el cumplimiento de sus obligaciones impositivas. La percepción de los contribuyentes cumplidores en general ha sido que ceden ingenuamente su dinero para el malgasto o la corrupción. Además, advierten que la presión impositiva no ha parado de crecer, no sólo por el creciente gasto público, sino también como respuesta del Gobierno a la importante evasión. Se genera así un círculo vicioso. A más altos impuestos, mayor premio de evadir, más informalidad y más impuestos.

El éxito del blanqueo depende hoy más del temor de no acogerse a él que de algún sentimiento solidario o patriótico. Pero si se corrigen los motivos que impulsaron la evasión y la informalidad, éste puede ser un primer paso para salir de aquel círculo vicioso. Para ello, es condición que aquellas causas no se vuelvan a repetir en el futuro. No sólo deberá erradicarse la corrupción, sino que será necesario alcanzar plena confianza de que en el futuro se reducirá la presión impositiva y que ello se logrará sin incurrir en déficits fiscales que lleven a superar los límites admisibles de endeudamiento. Cuando los gobiernos no logran esa disciplina, la historia demuestra que, finalmente, avanzan de una u otra forma sobre el derecho de propiedad de los ciudadanos.

La gestión de gobierno iniciada el 10 de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR