Del bicentenario de Cristina al de Macri

Aunque a Marcelo Longobardi y a muchos otros les haya molestado el feriado extra de anteayer, el fin de semana largo que atravesamos podría funcionar como un rayo de sol patriótico que atempere los efectos de los negros nubarrones que se avecinan por las tensiones en torno de las tarifas. Si estas horas de intenso fervor nacional logran impregnar al Presidente, fortaleciendo su imagen, tal vez lo ayuden por un tiempo a capear mejor esos y otros temporales que puedan sobrevenir.

No sería la primera vez: las celebraciones del bicentenario de la Revolución de Mayo, hace seis años, cambiaron el humor social hacia el kirchnerismo, que entonces venía en baja. Las impactantes ceremonias de 2010 pergeñadas por Javier Grosman, el Walt Disney del kirchnerismo, con la participación estelar de Fuerzabruta, tuvieron un importante plus: "Los quebramos culturalmente", dijo Néstor Kirchner tras las mismas. Tenía razón: su fuerza venía de perder las elecciones legislativas en 2009 y la monumental puesta en escena de aquel bicentenario, con muchedumbres alborozadas en las calles, la volvió a fortalecer.

No fue gratis : fue un gran despilfarro centralista ya que el megafestejo se concentró en Buenos Aires. En comparación con aquél, el actual bicentenario es más austero y federal, cuesta diez veces menos y se despliega en múltiples actividades por todo el país. Ahora no son sólo artistas consagrados ya que se abrieron espacios para que la comunidad sume sus propios aportes. Sin necesidad de cadena nacional, sin banderas partidistas, con el pueblo lanzado a las calles, este bicentenario resulta menos imponente, pero más fraternal.

Se reservaron para la figura presidencial momentos muy especiales y claves: su mensaje anteanoche desde Humahuaca (un lugar/talismán para Mauricio Macri, quien cerró allí su campaña electoral), la firma ayer del Acta del Bicentenario en la Casa Histórica de Tucumán junto a los gobernadores, un nuevo discurso y el desfile cívico militar. Las celebraciones culminan hoy con el desfile de bandas castrenses que encabezará en Buenos Aires.

Tal vez más allá de la voluntad de los gobiernos de turno, que el bicentenario de la gesta de 1810 haya sido tan unitario, fue fiel sin querer a la característica de haber sido un fenómeno estrictamente limitado a Buenos Aires, que las provincias miraron de reojo y con desconfianza. El Congreso de Tucumán, en cambio, llevó representantes de los distintos distritos y por eso es más que adecuado que la...

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