Beverly Sills y un embarazo repentino

En los años 60 y 70, Beverly Sills era, posiblemente, la soprano estadounidense de mayor predicamento en su país. Si bien en el extranjero era reconocida y admirada, su aura de diva suprema en Estados Unidos casi no tenía competencia aún cuando no faltaban grandes cantantes femeninas en el país del norte. En 1961, Sarah Caldwell decidió invitarla para que asumiera el papel de Rosalinde en una representación de El murciélago, la opereta de Johann Strauss, que, como evento extraordinario, se iba a realizar en Boston, al mes siguiente. Cabe recordar que Caldwell fue una tenaz emprendedora y, a su modo, pionera en abrirse camino como mujer en el muy masculino campo de la dirección orquestal. Y no sólo eso ya que, además, fue una valorada puestista y, por último, una empresaria sumamente exitosa. Sarah la llamó por teléfono a Beverly y ella aceptó el ofrecimiento. Apenas concluyó la conversación, Sills se lo comentó a su marido y éste...

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