Berlocq, la vigencia de un trabajador del tour

Cuando Carlos Berlocq atiende el teléfono de su habitación en el Lisboa Marriott, un hotel de la zona financiera de la ciudad, cercano al aeropuerto, la voz transmite felicidad, pero mucha calma y cansancio. "Estoy con hielo por todos lados, por los dolores, ¿viste?", cuenta Charly, que en el momento de dialogar con LA NACION hace tan sólo 15 minutos que llegó desde el club donde consiguió la victoria más importante de su carrera, frente al checo Tomas Berdych, el número 6 del circuito, por 0-6, 7-5 y 6-1, para conquistar el ATP 250 de Oeiras, el Portugal Open (426.605 euros). Un certamen sobre polvo de ladrillo con histórica presencia nacional, que a los finalistas les entregan pintorescos trofeos de la famosa porcelana Vista Alegre, de Ílhavo. "Fue una semana muy emocionante, muy especial para mí, porque en los cuartos de final le gané por primera vez a un top 10 [al canadiense Milos Raonic, 9°] y en la final a Berdych. Tiene un sabor distinto", describe el Titán de Chascomús, cuyo título representa un soplo de aire fresco para los poco más de cuatro meses ingratos que vivió el tenis argentino en 2014.La historia de Berlocq es la de un tenista al que nunca le sobró nada, que en su carrera vivió momentos de incertidumbre por la carencia de recursos económicos y por las lesiones (en 2009 estuvo siete meses inactivo por una cirugía de muñeca derecha), que construyó su carrera en la categoría Challenger y que, literalmente, explotó en el primer nivel cerca de los 30 años, cuando muchos empiezan por despedirse. Ayer, a los 31 y tres meses, se convirtió en el tenista argentino de mayor edad en ganar un título ATP (la marca le pertenecía a Juan Ignacio Chela, que tenía 31 años y 27 días cuando ganó Bucarest, en 2010).Tuvo un comienzo muy frágil ante Berdych, el fulminante bicampeón de la Copa Davis, pero luego se acomodó, cambió su estrategia y, con coraje y corazón caliente, logró una remontada para los libros. "Fue muy raro lo que me pasó en el primer set, porque entré con buenas sensaciones, pegándole a la pelota mejor que en toda la semana, pero cometí pocos errores, él los aprovechó y me hizo dudar en el planteo. Entonces cambié, empecé a jugar con más altura, con más profundidad, tirando algunos drops, lo noté incómodo y traté de agarrarme de esa pequeña puerta que abrí. Después, todo fluyó", explica el jugador entrenado por Francisco Yunis, que valoró el gesto que tuvo Berdych no bien concretado el triunfo en el court central portugués. El europeo, para...

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