Batalla de gallos: el mega festival del rap fue la gran atracción en Tecnópolis

Cuando todavía promediaba el minuto del segundo round y mientras Sony, campeón nacional de 2014, tiraba su metralla de rimas, Papo se largó a llorar de la emoción, seguro de que la final era suya. Había empezado la tarde con el público en contra y lo había revertido. El jurado lo coronó por unanimidad y Papo, alias rapero de Alejandro Lococo, marplatense de 24 años, hijo de una ama de casa y un capitán de barco, padre de una nena de siete meses, se sacó la camiseta de fútbol americano, se tiró al piso y recibió la avalancha del resto de los competidores, para después vaciarse una lata de energizante en la cara y dedicarle la victoria a los amigos y enemigos.

En su tercera final en cinco participaciones, Papo, un joven veterano del freestyle (el rap de improvisación), se llevó el cinturón de campeón argentino en la Red Bull Batalla de los Gallos, la competencia más importante de la escena de habla hispana. Un submundo para la mayoría, pero algo así como la Champions League para los 8000 fanáticos que coparon ayer a la tarde el estadio cubierto de Tecnópolis y para las más de 600.000 personas que siguieron el certamen en directo por streaming.

"No tenía idea de todo esto", decía una señora sobre el asfalto de una de las calles internas de Tecnópolis, parada entre el estadio y los food trucks. "Todo esto" era esa multitud de adolescentes que se enroscaba contra una de las vallas, y que proyectaba la imagen de una Beatlemanía millennial, esencialmente masculina, con gorras de visera y cuentas de YouTube en rojo, vibrando desde los parlantes del celular al ritmo de una base instrumental de hip hop.

Para entenderlo rápido: una batalla de freestyle consiste en dos raperos que se enfrentan en rounds de improvisación, como los viejos payadores, pero a velocidad supersónica y con una mayor tolerancia al golpe debajo del cinturón. Las habilidades que tiene que tener un freestyler no son sólo técnicas -manejo de estructuras, de métricas, de "flow", de tempo-: las batallas son fundamentalmente duelos de ingenio, picardía, velocidad mental, manejo del lenguaje, hambre de gloria y nervios de acero. Hay que soportar con temple las agresiones del rival y hay que saber calibrar respuestas instantáneas que dejen al otro en ridículo. Por supuesto que hay algo de morbo colectivo, de baño de sangre simbólica en estas competiciones, rodeos urbanos donde una selección de toritos adolescentes clavan sus cuernos en las debilidades físicas y emocionales del rival...

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