La batalla bonaerense, el desvelo de Macri

Un año atrás, la pregunta más frecuente de quienes observaban la política era cómo podría Mauricio Macri triunfar en las elecciones, y luego gobernar, perdiendo en Buenos Aires. Si alguien hubiera contestado que Macri sería presidente porque ganaría esa provincia, lo habrían derivado a algún psiquiátrico. Pero es lo que ocurrió. Y ese imprevisto le otorga a la presencia de Cambiemos en la Casa Rosada algo de irreal, de evanescente. Por eso los que se interesan por la peripecia argentina, sobre todo los mercados, esperan que el oficialismo triunfe otra vez en ese distrito el año próximo. Por supuesto, hay otros motivos. En Buenos Aires gobierna una de las figuras más promisorias de Pro, María Eugenia Vidal. Y allí también transcurre la carrera de Sergio Massa, el líder más dinámico que ha dado el peronismo en los últimos años. Por eso el año que viene la gran interna del PJ se librará en Buenos Aires. Ese feudo se ha vuelto más estratégico que nunca.

Una manifestación elocuente de esta relevancia fue la decisión de hacer regresar al conurbano a prefectos y gendarmes para compensar las deficiencias de una policía colapsada. Significa que, con tal de ganar la provincia, Macri se ha resignado a desfigurar el programa que había diseñado para la seguridad federal. Porque las patrullas que se enviarán al Gran Buenos Aires debilitarán la custodia de las fronteras. Es una opción costosa para una administración que se fijó como uno de sus tres principales objetivos combatir el narcotráfico. Las novedades sobre el avance de la droga en el norte del país son cotidianas. Ejemplos: hace 10 días fue elevado a juicio oral el caso del juez de Orán Raúl Reynoso, procesado por proteger a los narcos salteños; el miércoles pasado, en Tucumán, encontraron muerto al cura Juan Viroche, que había sido amenazado por denunciar a los traficantes; ayer, LA NACION publicó la protesta de los caciques wichis por el incremento del paco y la marihuana en el límite de Salta con Bolivia y Paraguay.

Como le sucedió con las tarifas, Macri también debió adaptar su programa de seguridad a la realidad. El gradualismo excede lo fiscal. En el caso de la provincia de Buenos Aires, esta reconfiguración se debe, en parte, a la resistencia de Vidal a reformar la policía. La gobernadora ha tomado medidas audaces: exoneró a muchos corruptos y quitó a la conducción el control de las contrataciones y de la designación de personal.

Ahora aspira a que las fuerzas que le envíe Patricia...

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