El barrio de San Isidro, un reflejo del deterioro del patrimonio inmobiliario cubano

La Habana, la capital cubana, sufre un fuerte deterioro de su patrimonio inmobiliario

LA HABANA.- A Tomás de Aquino Pérez le fallan cuatro de los cinco sentidos: huele poco, ve mal, casi no escucha, no siente el gusto. Tiene 79 años y la memoria hecha un desastre. Vive en el barrio San Isidro, La Habana Vieja, en el segundo piso de un edificio de 1914, que ha aguantado tres derrumbes parciales en los últimos tres años y que desde mayo pasado amenaza con desplomarse.

Quino Pérez, en su casa de San Isidro

Son las seis de la mañana. Quino -así lo llaman- viste suéter a rayas, pantalón beige y un barbijo que le aprieta la barba. Parece que va a llover. En la azotea de enfrente una mujer descuelga pantalones. Quino está despierto desde las cuatro. Como es lunes, día de Eleguá, el dios de los caminos, debe haber saludado al santo con una oración en idioma yoruba, le debe haber pedido bendición y luego, probablemente, debe haber lavado un poco de ropa a mano. Es lo que hace todas las mañanas. No lo dice, pero es posible que no coma desde ayer a mediodía.

Quino sale por la calle Damas, donde vive. Lleva un nylon al hombro y canta un tango:

Hay quien dice que hermosa es la vida

de la vida hay quien todo lo espera

y yo no tengo en mi sangre dormida

ni un poquito de luz tan siquiera.

No ha tronado. Por suerte, dice Quino, porque cuando truena su casa tiembla. También tiembla cuando pasa un vehículo demasiado pesado ; algo poco frecuente, porque Damas es estrecha, con el cableado eléctrico a menor altura que los balcones.

El edificio en el que vive Quino es "inhabitable" . Eso dice el informe que redactó el arquitecto Alejandro Silva González el 8 de julio de 2020: "El estado de la estructura horizontal es pésimo y peligroso" . El arquitecto recomendó apuntalarlo de inmediato y reubicar a sus habitantes para realizar acciones constructivas.

"La reparación ideal es muy costosa, pues implicaría la sustitución total de los elementos horizontales y parcial de los elementos verticales", añade el informe. Ni Quino ni las familias que viven en los otros dos niveles del edificio, ni todos juntos, podrían reunir dinero suficiente para esa reconstrucción.

A la casa de Quino se llega por una escalera desvencijada. Tiene el techo en las vigas, paredes abombadas por la humedad y el balcón en el aire. Parece la vivienda de alguien con síndrome de Diógenes: bolsas, bolsas y más bolsas con botellas y envases vacíos. Él vive de eso: de recoger envases y venderlos a la...

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