Barracas: un nuevo paseo para conocer sus secretos

El barrio porteño de Barracas conjuga la tradición con la modernidad. Transitar por ciertos tramos de sus calles y rincones, en los que sobreviven el empedrado o las añosas construcciones, parece un viaje al pasado. Pero hoy la transformación asoma en este paisaje bien porteño. Y el gobierno local quiere mostrar esos avances, como el llamado Distrito del Diseño. Se trata de un polo que se asocia con la modernidad del barrio y que le ha dado más protagonismo a esta tradicional zona sin abandonar su identidad.Con el programa Mirar Barracas, a partir del sábado 13 de este mes los vecinos y turistas tendrán la posibilidad de recorrer con un guía todo el barrio, previo a inscribirse por vía mail (ver aparte). Así, podrán repasar 161 años de historia que tiene esta zona. "Queremos mostrar las edificaciones de gran valor patrimonial modernista y la potencialidad del distrito en transformación", dijo a LA NACION el subsecretario de Economía Creativa porteño, Enrique Avogadro."No queremos que Barracas sea un museo, sino que sea un lugar vivo", agregó el funcionario. Desde el Centro Metropolitano de Diseño (CMD), ubicado a escasos metros de la histórica estación Yrigoyen del ferrocarril Roca, llevan adelante el envión para que diseñadores y creativos concreten sus propuestas innovadoras.Allí se dictan clases de marroquinería e indumentaria, entre otras especialidades, y talleres de oficio. El reciclado edificio del CMD es un ejemplo del proyecto que busca revitalizar al barrio. En la manzana ubicada entre las calles Santa María del Buen Ayre, Villarino, Algarrobo y San Ricardo funcionaba hace más de 30 años el mercado de pescado.El inmueble estuvo abandonado hasta que se decidió darle otro destino: hoy alberga a más de 5000 personas que allí se forman y se capacitan, muchas de ellas vecinas de la villa 21-24.Su ubicación estratégica lindera al Riachuelo convirtió a Barracas en una zona meramente productiva. A fines del siglo XIX, decenas de fábricas se adueñaron de calles como Río Limay y también coparon las avenidas más importantes.En la calle Larga al 100, como se denominaba en ese momento a la hoy conocida avenida Montes de Oca, se emplazó la fábrica de galletitas Bagley. Los vecinos de varias cuadras de la zona podían sentir el dulce aroma de las golosinas. Actualmente, y tras el proceso de refuncionalización del inmueble, se...

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