De Barcelona a Once: un abismo político y judicial

En los últimos días, fue común leer en muchos diarios -no sólo españoles- una noticia derivada de los brutales ataques terroristas registrados en el Paseo de Las Ramblas de Barcelona y en Cambril, a unos 100 kilómetros de aquella ciudad. La noticia, titulada como "milagro", daba cuenta de la unión en un mismo escenario del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy; el rey Felipe VI; el presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Todos juntos, a la cabeza de un impresionante homenaje público a las víctimas.

Fue una sólida demostración de unidad frente al dolor, capaz de imponerse a la fuerte controversia que domina el espacio político español a raíz de la intención secesionista catalana. Un verdadero ejemplo, al que también ayudaron con su presencia dirigentes del PSOE, Ciudadanos y Podemos, entre otras fuerzas políticas que dejaron de lado sus diferencias detrás de un mismo objetivo: repudiar al terrorismo en todas sus formas y planificar acciones conjuntas en defensa de la comunidad.

El "milagro" político que en España ha llamado favorablemente la atención ha resultado siempre muy difícil -por no decir imposible- de hallar entre nosotros. La comunidad judía lo sabe bien: sus actos periódicos para conmemorar el ataque a la AMIA, del 18 de julio de 1994 en el barrio de Once, estuvieron acéfalos durante la mayoría de los últimos 23 años de las principales autoridades políticas del país. El ataque, que fue contra todo el pueblo argentino, sigue siendo visto por muchos dirigentes como algo orientado sólo a esa comunidad. O pecan de inocentes o se distraen adrede o, directamente, lo niegan por complicidad. No ha habido justicia aún para las 85 víctimas de aquel atentado. Es más, el dato resonante en materia judicial de los últimos tiempos ha sido la muerte, en condiciones más que dudosas, de Alberto Nisman, el fiscal a cargo de la investigación, tras haber denunciado públicamente a la entonces presidenta Cristina Kirchner y a funcionarios de su gobierno por presunto encubrimiento de Irán.

He allí otro punto que nos aleja -y mucho- de lo que ha sucedido en Barcelona. Tras el atentado del 17 de este mes y apenas ocurrida la masacre, uno a uno cayeron los culpables. Las fuerzas de seguridad, coordinadas, alertadas y con rigurosa preparación estiman que el impacto pudo haber sido aún mucho más sangriento, ya que antes del atentado en Barcelona, con al menos 15 muertos y un centenar de...

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