Barcelona y Messi son el karma de Simeone en Atlético

BARCELONA.- Los partidos del Barça duran lo que sus jugadores disponen y terminan casi siempre igual: ganan ellos. Hay rachas burocráticas, insulsas, que la prensa española llaman "crisis" en las que les bastan ocho minutos, diez a lo sumo. En medio de un desempeño espeso, sin gracia, impropio de los galones de un campeón de libro, alguien -casi siempre Leo Messi- enciende el reloj imaginario y en un par de ráfagas liquida el pleito. Al rival se le queda cara de tonto, mientras se escapa la hazaña.

Ayer le pasó al Atlético de Diego Simeone, quizá el técnico que mejor le plantea los duelos a este Barcelona y que, sin embargo, tiene un master en perderlos: cayó las seis veces que enfrentó a los catalanes bajo el mando de Luis Enrique. Y en sus cuatro años en el banco colchonero apenas ganó 1 de 15 (9 derrotas, 5 empates).

"A mí dame siempre perder así", dijo Simeone después de dejarse media Liga en el Camp Nou. Una arenga típicamente cholista para destacar la valentía de sus jugadores. en realidad escondía la impotencia por caer ante un Barça cansino. Y ocultaba también la rabia por el despropósito suicida de Filipe Luis y Diego Godín, que se hicieron expulsar con dos patadas que ya no se pegan ni en los picados de barrio.

Incluso con nueve jugadores Atlético mantuvo vivo el partido hasta la última pelota, un milagro al aire que fue a cabecear el arquero Oblak. Lo desesperante de este Barça es que no alcanza con superarlo en lo físico y en lo táctico. Para soñar con doblegarlo se requiere concentración absoluta y encomendarse a los dioses.

Simeone lo salió a buscar. Presionó arriba y dispuso a dos galgos indescifrables como Griezmann y Carrasco para que salieran disparados ante cada robo. Augusto Fernández -imperial hasta su grave lesión de rodilla- jugó de Busquets, como pulmón del equipo.

El Barça se replegó, incapaz de hallar líneas de pase. A los 9 minutos Koke aprovechó una cadena de errores defensivos y marcó el 1-0. Pasaron 25 minutos hasta que el equipo local pateó por primera vez al arco. Un tiro libre de Messi. Salió desviado, pero en el estadio se sintió un click. El Atlético dio un paso atrás: 10 metros. Y entonces empezó el partido.

Messi se movió al medio, a su antigua posición de falso 9. Le dejó la banda a Rakitic. Empezó a circular la pelota. Iniesta-Busquets-Neymar-Suárez. Tic-tac. Antes de los 30: centro atrás de Alba, Messi entró en el área desde ninguna parte y definió raso a un palo. Hizo ese gol cien veces, pero se las...

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