Los bancos sacan rédito a sus inversiones inmobiliarias de los últimos años

Como si se tratara de un truco de magia, el sistema financiero argentino mejoró su capitalización en un 11% promedio en los primeros días de 2018 por una adaptación a las normas internacionales de información financiera (NIIF), compromiso asumido desde 2014 para adecuarse a esta altura a normas de contabilidad globales. De esta forma, el patrimonio neto del sistema, que llegaba hasta ahora a los 357.900.290 millones de pesos, pasará a orillar los 400.000.000 millones.

La adecuación implica “acercar la contabilidad a la realidad económica”, según definió el Banco Central (BCRA) al explicar en un reciente informe sus alcances y, en el caso argentino, potencia sus efectos positivos por el impacto que tiene en las valuaciones inmobiliarias.

Ocurre que, en los últimos años los bancos locales (a partir de las restricciones para repartir o girar dividendos que les impuso el cepo vigente entre fines de 2011 y 2015) volcaron buena parte de lo obtenido en concepto de utilidades a inversiones inmobiliarias (compras o incluso el desarrollo de nuevas torres corporativas) que tenían anotadas en sus libros a valores inferiores a los de mercado, que son los que deberán reflejar de aquí en más. Fue el atajo que encontraron para que las regulaciones cada vez más restrictivas a su exposición en moneda extranjera, que se vinieron sucediendo en los años del cepo cambiario, no los dejaran expuestos a la posibilidad de sufrir fuertes pérdidas patrimoniales ante una devaluación que ya se juzgaba inevitable.

Ese impacto, en el rubro “bienes de uso” de los balances, es reconocido por el BCRA. “Representa un aumento de 16,5% del patrimonio neto por el revalúo de sus inmuebles. El principal ajuste se debe a la valuación a precios de mercado de las oficinas centrales y sucursales de las entidades financieras, que anteriormente se valuaban a costo amortizado y fueron perdiendo conexión con la valuación de mercado. Esto más que compensa todos los demás ajustes y explica por qué en la Argentina la adecuación a las normas genera un resultado positivo”, apuntó esa entidad al informar al respecto.

“Lo que se puede decir es que los bancos argentinos son más solventes, incluso, de lo que indican sus balances. Aunque el efecto positivo de esta adaptación resulta en parte compensado por la necesidad de mayores previsiones por las nuevas normas, lo cierto es que de ello deriva una capitalización que ayudará a que los préstamos siguen creciendo por encima de la inflación; aunque...

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