Se va Ballmer, llega Nokia, siguen las dudas

Casi todas las industrias complejas arrancan con líderes carismáticos.Se parecen en esto a las naciones. Las democracias inmaduras, como las industrias nacientes, proclaman caudillos. Con el tiempo, las industrias (y las naciones) reemplazan a sus cabecillas por administradores. Se vuelven predecibles, se asientan, maduran. Un automóvil modelo 2013 es, desde el punto de vista conceptual, idéntico al Ford T de 1908. Pasan de la revolución a la evolución.La tecnología digital de consumo masivo, como todas las actividades, nació inmadura. Eso fue a fines de la década del 70. Creímos, ingenuamente, que alguna vez saldría de la adolescencia. Muy pronto, sin embargo, descubrimos que su sello era el de reinventarse cada 5 o 10 años, vivir en una perpetua adolescencia revoltosa. Los más exitosos de la computación nunca terminan de abandonar el garaje, aunque operen en oficinas de lujo; ese es el secreto.Esta no es una industria convencional en casi ningún aspecto. Hace poco más de un lustro el iPhone no existía. Nokia y Motorola dominaban cómodamente el mercado de teléfonos móviles introduciendo innovaciones esporádicas, interesantes, pero sin convicción.La innovación estaba presente, pero no ocupaba el centro del escenario. Recuerdo que, un poco más atrás, hace unos 8 o 9 años, la gran preocupación de Motorola era tratar de parecer tan cool como Nokia. Gobernaban los expertos en imagen, los estudios de mercado, los administradores. Ni se les ocurría que una célebre, pero pequeña y casi malograda compañía de computadoras de Cupertino, California, estaba ensayando fórmulas mágicas que iban a despedazar su negocio no ya en años, sino en meses. El suyo y el de Nokia. (El caso BlackBerry da para un análisis aparte, aunque su destino también quedó sellado por la aparición del iPhone.)Pero, ¿acaso no sabían Nokia y Motorola que había que inventar algo como el iPhone?Por supuesto que lo sabían. En 2004 Nokia desarrolló unas tablets con Linux (el mismo sistema que está debajo de Android) y un browser basado en WebKit. Estuvieron así de la iPad, y se les escapó.Todos lo sabíamos cómo iba a ser el futuro. Lo habíamos visto en Star Trek. Pero hacerlo era demasiado difícil y extremadamente costoso. Constituía un riesgo muy alto. Alto e innecesario. Motorola y Nokia eran poderosas más allá de toda preocupación. Nadie podría destronarlas. Así funcionan las industrias, ¿no?Sí, así funcionan todas las industrias, excepto la informática de consumo masivo.Cuando el rumor se hizo realidad y Apple presentó el iPhone, la sola idea de que la compañía de Steve Jobs pudiera quedarse con más del 1% del mercado de celulares movía a risa. Hoy tiene el 40% del mercado estadounidense y el 13% mundial, y si no obtuvo más no fue por la sabiduría de Nokia y Motorola, que técnicamente están ahora extintas, sino porque una empresa que tampoco pertenecía al rubro había hecho, poco antes, una movida rara. Me refiero a Google.En 2005 el buscador sacó cambio chico de su billetera y adquirió una minúscula compañía que hacía un sistema operativo para móviles y cámaras de fotos. Esa compañía se llamaba Android.Los gigantes no le prestaron atención. Pero había sido una movida maestra, dos años antes de que Apple presentara el...

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