Un balance de la experiencia de cruce del 'on' y el 'off' teatral

La apuesta del ciclo Verano Off en el Met, en la que 10 reconocidas obras estrenadas en el circuito alternativo probaron suerte en un sala eminentemente comercial, está llegado a su fin. En perspectiva es la primera vez que una sala de Corrientes durante 10 semanas da cabida a este tipo de trabajos que se apartan de lo lógica y los lenguajes vinculado con el teatro comercial. En verdad, hubo, por lo menos, un antecedente: cuando en 1981 un comando puso una bomba que destruyó al teatro Picadero, otra sala que actualmente programa del circuito alternativo, las 21 obras de creadores de la escena independiente que formaron parte de la primera y mítica edición de Teatro Abierto se mudaron al Tabarís, que era la sala del teatro de revistas y la picaresca.Por suerte, los tiempos son otros. Esta vez el desplazamiento es producto de una decisión curatorial impulsada por Jon Goransky, director del Metropolitan Sura desde que fue adquirido por el Grupo La Plaza. Entre las 10 obras seleccionadas (del ciclo formaron parte otras dos que fueron estreno) estuvo Petróleo, la creación de Piel de Lava que nació en la escena pública. Como viene sucediendo desde su estreno volvió a llenar las 500 butacas disponibles por función. Hicieron solamente ocho funciones (la mayoría hizo diez) porque una de las actrices, Pilar Gamboa, está por dar a la luz. Pero, claro, el éxito de Petróleo ya no sorprende a nadie.La savia, de Ignacio Sánchez Mestre con la actuación de Mirta Busnelli, alcanzó un promedio de 220 espectadores. El éxito de este otro espectáculo que se estrenó en la escena pública quizá tampoco sorprenda tanto ya que Busnelli ha protagonizado varias obras en el circuito comercial. Aunque, hay que dejarlo en claro, la presencia de una actriz reconocida (y de enorme talento como es ella) no necesariamente da sus resultados en la boletería. Entre las otras obras que se estrenaron en el off se destaca el promedio que alcanzó Claveles rojos, de Luis Agustoni. "Inicialmente creí que era la más disruptiva del ciclo porque es la propuesta más clásica y porque ya lleva 10 temporadas en cartel. Extrañamente, o no, fue de las que mejor funcionó en cuanto a venta de entradas y fue la que acaparó el amor de los técnicos, aspecto que siempre respeto mucho", reconoce Jon, el gestor de esta jugada que puso en diálogo los dos circuitos. Otra obra disruptiva fue Coreomanía/no puedo parar, de Josefina Gorostiza. Es que no es para nada común que una propuesta de una coreógrafa...

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