Bajo la misma sombra

LONDRES.? Lo bueno dentro de lo malo es que las Leonas no entraron en pánico. Apenas minutos después de la derrota por 1-0 con los Estados Unidos, recorrieron el camino que va de la cancha a los vestuarios con un semblante fresco; hasta se permitieron sonreír, después de aferrarse todas juntas de sus brazos en el banco de suplentes para darse fuerzas. Por supuesto: la procesión va por dentro y el grado de autoexigencia que soportan es muy grande. Saben que no hay margen para otro paso en falso. Aunque la caída no resultó un cataclismo; se asimiló de inmediato.La otra grata noticia es que algunos resultados favorecieron a las Leonas en el final del día. La victoria por 3-1 de Australia sobre Alemania provocó que Nueva Zelanda se erigiera como el líder del Grupo B, con seis puntos. A continuación, un pelotón de cuatro conjuntos con tres unidades encabezado por la Argentina, gracias a la diferencia de goles que obtuvo con el 7-1 del debut sobre Sudáfrica. Pero para tomar de nuevo el mando de la situación, el seleccionado nacional deberá vencer mañana a las neozelandesas. Un traspié más puede significar la dolorosa despedida a la medalla de oro, la recompensa que vinieron a buscar las chicas en estos Juegos casi como una obligación.El de ayer fue un partido cargado de contenido. Enfrente estaba una vez más Estados Unidos, el verdugo de los últimos Juegos Panamericanos. El contexto resultó diferente, incluso parte del plantel nacional también, pero el fantasma norteamericano volvió a atraparlas, después de aquel golpazo en la calurosa Guadalajara. Es curioso. No se sabe muy bien cómo, pero este conjunto de Lee Bodimeade les complica la vida a las Leonas con sus pocos recursos. O quizá sí se sabe: es inteligente y sagaz para aprovechar cada oportunidad. "Hay que asumir que jugamos mal y hacernos cargo de nuestro errores", reconoció Noel Barrionuevo. "Ellas marcaron la diferencia en el primer tiempo; nosotros mejoramos en el segundo subiendo las líneas, pero no lo pudimos recuperar", analizó...