Bachelet, la líder que venció los tabúes y volvió decidida al cambio

Santiago, CHILE.- Mujer. Agnóstica. Separada. Socialista. En una sociedad profundamente conservadora, machista y católica, Verónica Michelle Bachelet tenía todo para perder. "Sé que tengo cuatro pecados capitales. Pero creo que vamos a trabajar bien juntos." Con estas palabras, dirigidas a los poderosos mandos militares chilenos, la entonces casi desconocida Bachelet asumía, en 2002, como ministra de Defensa durante el gobierno de Ricardo Lagos y se convertía en la primera mujer en América latina en ocupar el cargo, su primer hito político.Era la persona más idónea para impulsar un acercamiento entre el mundo civil y el militar, entre los que se dividió el país tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. El régimen que encabezó Augusto Pinochet fue la época más dura de la historia de Chile. Y la historia más dura de la vida de Bachelet, médica pediatra, de 62 años.Hija de un militar, desde la Facultad de Medicina donde estudiaba, la candidata que ayer quedó a un paso de la reelección pudo ver cómo bombardeaban la democracia y cómo las fuerzas armadas con las que había crecido le asestaban la estocada más grande de su vida. Su padre, un general del ejército leal a Salvador Allende, murió por las torturas que le infligieron sus propios compañeros. Poco después, en 1975, Michelle y su madre eran detenidas por la DINA, torturadas y finalmente forzadas al exilio. Primero Australia, luego la Alemania comunista.Años más tarde, de vuelta en el país (al que regresó en 1979), un día se encontró con uno de sus torturadores en un ascensor del edificio en el que, irónicamente, ambos vivían. Tranquila, le buscó la mirada y le dijo que de él no se olvidaba. Eso fue todo. Eso es muchísimo: es un gesto revelador de la capacidad innata de Bachelet para perdonar y volver a unir al pueblo chileno.La voluntad conciliadora, la empatía y la afabilidad que la caracterizan burlaron, sin querer, todos los tabúes de Chile y la llevaron a convertirse, en 2006, en la primera mujer a cargo del país. Ella nunca lo buscó. No soñaba con ser presidenta. Desde su regreso al país, siempre había trabajado por el retorno de la democracia, pero desde una segunda línea, más cercana a las bases que a las altas esferas.Todo cambió en 2004, cuando la Concertación evaluaba a posibles candidatos. A pesar de que ella era la abanderada más atípica que la alianza podía tener, las encuestas apuntaron a "la Michelle".De la mano de su coalición entró al Palacio de La Moneda y lideró un gobierno...

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