Una ayuda del cielo en un final cuesta arriba

El consejo de Jorge Casaretto tuvo delante de los sindicalistas casi el peso de las tablas de la ley. El papa Francisco quiere que este gobierno termine, que no pase lo que pasó con De la Rúa, se explayó el obispo emérito de la diócesis de San Isidro. Era la mañana del 19 del mes pasado y, en la Federación de Trabajadores del Tabaco desayunaba con Luis Barrionuevo y otros dirigentes de la CGT Azul y Blanca.Retirado de sus funciones pastorales, Casaretto viene a ser al mundo eclesiástico lo que un lobbista para el establishment. Alguien que trabaja por fuera del organigrama con un objetivo determinado. El más inmediato: la Semana Social 2014, que se desarrolla este fin de semana en Mar del Plata y que incluye un subtítulo sugestivo: "El papa Francisco y la cuestión Pastoral".La propuesta es ambiciosa y tiene expositores de todo el arco sindical (Barrionuevo, de la CGT Azul y Blanca; José Luis Lingeri, de la oficial; Hugo Yaski, de la CTA; Facundo Moyano) del Gobierno y la oposición. Cuatro días después de aquel encuentro en la Federación del Tabaco, los obispos se reunieron con el oficialista Antonio Caló, y luego con Hugo Moyano. Ambos llegaron anoche a Mar del Plata y estarán hoy en la comida de bienvenida que la Pastoral Social dará a todos en el hotel Intersur 13 de Julio. No hay ecumenismo más difícil de lograr. "La Iglesia maneja ahora los tiempos -resumió uno de estos invitados-. Bergoglio primero fue peronista y después se hizo cura."La inquietud del jesuita es previa a su gestión pontificia y al ocaso kirchnerista. En 2007, durante una reunión privada, le confió a Mauricio Macri sus temores de que los desencuentros argentinos acabaran derramando sangre. Entonces vecina hostil del cardenal, la Presidenta es ahora testigo personal de ese viejo desvelo. Y una inmejorable beneficiaria en su camino de despedida. El litigio por la deuda ha hecho caer al Gobierno en la cuenta de que ese proceso resultará más arduo de lo que imaginaba. Será un desafío, por ejemplo, llegar a 2015 con una economía en crecimiento.Atada al talento de sus abogados en el frente externo, Cristina Kirchner está obligada a recuperar al menos la iniciativa doméstica. Y, con las encuestas en la mano, quiere evitar que la oposición le quite protagonismo frente a ciertos reclamos emblemáticos de la sociedad. El más urgente, la inseguridad, le fue arrebatado por Sergio Massa en la discusión por la reforma del Código Penal. Reflejos que el líder del Frente Renovador trae de su pasado...

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