Axel, el locuaz profesor que va por todo

La broma no le cae bien a Hernán Lorenzino. Pero viniendo de la Presidenta, y aunque provoque risas entre los colaboradores que frecuentan la quinta de Olivos, lo mejor será soportarla con abnegación. Cristina Kirchner le ha encontrado un sobrenombre a su ministro de Economía. Lo llama "Alf". Y explica que, últimamente, cada vez que lo consulta sobre alguna inquietud económica, el jefe del Palacio de Hacienda contesta con una frase que remite al entrañable personaje televisivo del planeta Melmac: "¡No hay problema!".El comentario sería inocente si no se diera en el contexto de un trastocamiento sin precedentes en la administración. En la Argentina, desde hace meses, los funcionarios económicos con mayor poder son dos secretarios de Estado: Axel Kicillof (Política Económica) y Guillermo Moreno (Comercio Interior). Lorenzino es en el organigrama el jefe de ambos.La modalidad es en rigor una de las herencias de Néstor Kirchner. Pero tiene desde la muerte del líder un protagonista excluyente en Kicillof, el profesor universitario al que cualquiera que haya tenido la oportunidad de contactarlo dirá que da gusto escuchar. Como Moreno, este economista doctorado con 10 y graduado en la UBA con diploma magna cum laude y promedio general 8,24 (1° de entre 122 alumnos), es un buen diagnosticador de los problemas. Una destreza que, en un entorno de poder radial que tiene a la Presidenta como núcleo inapelable, resulta decisiva para ganar espacios.Kicillof tiene, de todos modos, una ventaja sobre Moreno: sus pares del Gobierno no lo responsabilizan, como sí lo hacen con el secretario de Comercio, de un fracaso tan visible como el de la política cambiaria y la inflación. Y pasan por alto, por ahora, su primera gestión en el Estado, que ubicó a Aerolíneas Argentinas en 2010 en el podio de las tres empresas aéreas con mayores pérdidas de la tierra.Es cierto que en el universo de Cristina Kirchner los estrellatos son fugaces. Pero el momento le alcanza a Kicillof para permitirse algunas licencias en estos días. Por ejemplo, descargar en privado su creciente malestar con Julio De Vido, el ministro de Planificación. O, más relevante, confeccionar planes que podrían cambiar para bien o para mal el destino de la Argentina. El más reciente: la intervención en la industria petrolera, contemplada en el artículo 1° de la ley de expropiación de YPF. Aunque la iniciativa fue votada en el Congreso por amplia mayoría, sorprendieron en estos días cuestionamientos entre sus propios...

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