Axel Kicillof, de ansioso gestor de la pandemia a protagonista del rumbo económico y político

El gobernador Axel Kicillof en la última conferencia de prensa

Los visitantes que pasan por su despacho se sorprenden por el paisaje. Aunque Axel Kicillof despotrica seguido contra los medios, en su oficina no hay televisores, ni funciona el cable. Solo tiene dos pantallas con el monitor epidemiológico de la provincia de Buenos Aires. La pandemia lo absorbió por completo. Hasta hace algunas semanas.

"Monotemático" con la cuestión sanitaria, como lo tildaban algunos de sus interlocutores, el gobernador bonaerense comenzó a extender su protagonismo en otras esferas. Retomó como anfitrión de los almuerzos políticos de los lunes, aunque cree que en los "asaditos" -como llamó alguna vez a la rosca- no se resuelven los problemas. Y, como nunca antes, hace valer su voz en el rumbo económico del Frente de Todos. Más expuesto, le irrita que le endilguen que usa un poder que no le corresponde.

Kicillof vive en la casa de la gobernación que está pegada a la sede de la administración bonaerense, en La Plata. En épocas normales, camina por los pasillos internos y arranca en su oficina muy temprano, para volver al hogar familiar por la noche. Quienes se embarran en el armado político creen que al gobernador el "chichoneo" de la sobremesa dirigencial lo aburre, aunque él les recuerda la campaña territorial que hizo para llegar al sillón que ocupa. "Hay que entender que Kicillof no es (Daniel) Scioli. Los intendentes que iban a La Ñata terminaban bailando con los Pimpinela a las 3 de la madrugada, eso con Axel no pasa", ironiza un importante articulador provincial.

Ahora, las elecciones de medio término están a tres meses de distancia. Y Kicillof, a diferencia de lo que dicen en Casa Rosada, no cree que las urnas plebisciten únicamente a la gestión nacional. Está en juego la suya.

Quienes se sientan a la mesa en los encuentros de los lunes -a los que asisten Máximo Kirchner, Sergio Massa, Santiago Cafiero, Eduardo "Wado" De Pedro, Gabriel Katopodis, y algunos intendentes- notan que hará valer su peso en la contienda electoral. Acalorado en los debates, constantemente les recuerda que, lejos de quedar licuado entre el Gobierno y los intendentes -como reza el mito sobre la provincia- sus políticas inciden sobre el 40% de los argentinos. Y que su tarea es ardua por los problemas heredados y estructurales que tiene la provincia.

"Mi papel es ineludible. Yo tengo que contar y defender mi gestión con todos los medios en contra. Decían que la provincia iba a...

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