La aventura de la familia que copó una hostería en Miramar

MIRAMAR.- Lo difícil no es encontrarlos levantados a primera hora de la mañana. Alguno ya duchado, otro todavía con los pelos enmarañados y esquivando a algún bebe de los que andan gateando, llegan desde las habitaciones al salón destinado al desayuno. Lo complicado, en serio, es saber si están todos a la hora de la foto. Como en el colegio, hay que pasar lista. Están Carlos y María, responsables de sus ocho hijos. Las nueras y yernos de los siete que están casados. Todos los nietos. Ah, y la tía Isabel. ¿Listos? Clic. Y la familia Curci, 36 en total, luce unida en estas particulares vacaciones que ameritaron nada menos que copar una hostería completa para ellos solos."Convivencia con independencia", recuerda María. Seducida por la oferta de una de sus hijas de reencontrar a todos los integrantes durante el veraneo en Miramar, fijó aquel lema y norma desde su triple rol de esposa, madre y abuela. Y desde la tarde de Navidad, cuando llegaron con un caudal propio de un contingente, las condiciones se vienen cumpliendo al pie de la letra.La aventura familiar rescata una tendencia más propia de principios y mediados del siglo pasado, cuando tres o cuatro generaciones coincidían en el viaje a la costa para pasar la temporada cerca del mar. En aquel entonces, por períodos de dos y hasta tres meses consecutivos. Hoy aquella tradición es casi un recuerdo y son pocos los que pueden mantenerla viva.Los Curci se animaron. Vinieron por dos semanas y la idea original fue de Paula, una de las hijas, que es la que con mayor frecuencia repitió los veraneos en Miramar. Y en esta hostería Dorimar, que funciona en una casona que tiene 120 años de historia y fue parte de la primera escuela que tuvo esta localidad. "Es la primera vez que una familia nos toma todas las habitaciones", cuenta a LA NACION la responsable del lugar.Los hijos de Carlos y María tienen entre 40 y 26 años. Los nietos, de 17 para abajo. Todos conviven por estos días bajo el mismo techo que los aloja y, durante el día, en las tres carpas y dos sombrillas que alquilaron en el balneario Charly, donde pasan buena parte del día si el tiempo se lo permite. Y hasta se aseguraron diez bicicletas para los chicos, además de las tablas de surf que trajeron.Desayuno, por turnos"Hay bastante espíritu cooperativo y eso facilita las cosas para organizarnos", destaca Carlos, el mayor de los ocho hermanos. Al desayuno recalan temprano y por tandas. Los adolescentes, por cierto, algo más tarde. Son los que a...

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