Avanza en Brasil una reforma para prohibir la reelección

RÍO DE JANEIRO.- La reforma política, una de las banderas agitadas por la presidenta Dilma Rousseff al asumir a principios de año su segundo mandato, comenzó a avanzar con rapidez en el Congreso brasileño. Tras una larga y tensa sesión que se prolongó hasta la madrugada de ayer, la Cámara de Diputados aprobó en primera instancia poner fin a la y limitar el financiamiento privado de las campañas electorales.

Se trató apenas del paso inicial en un largo camino para que las enmiendas a la Constitución se concreten: la Cámara baja tendrá que someter cada medida a una segunda votación, en la que nuevamente deberán contar con el apoyo de al menos 308 de los 513 diputados, y luego seguirán al Senado, donde también tendrán que ser aprobadas en dos instancias.

Sorpresivamente, la propuesta de poner fin a la reelección consecutiva de presidente, gobernadores y alcaldes -presentada por el pequeño partido opositor Demócratas (DEM)- fue respaldada por las tres principales fuerzas políticas del país: el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), su aliado el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el férreo opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). La iniciativa recibió una abrumadora mayoría de 452 votos frente a 19 en contra y una abstención.

Instaurada en 1997 por el gobierno del socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, la reelección de los cargos ejecutivos había sido durante mucho tiempo resistida por el PT y por uno de sus fundadores, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, aunque luego hizo uso de ella. Pero más recientemente, en la campaña del año pasado, en la que Dilma obtuvo la más ajustada victoria en la historia de Brasil para garantizarse un segundo mandato, fue el propio PSDB, a través de su candidato, Aécio Neves, el que más defendió la idea de acabar con la reelección. La popular ecologista Marina Silva, rival de Dilma y Aécio, también proponía acabar con la reelección.

De convertirse en realidad, la medida no afectaría a los alcaldes elegidos en 2012 ni a los gobernadores que ganaron su primer mandato en 2014, una concesión que se ofreció para contar con mayor respaldo político. En el caso presidencial, Dilma, por encontrarse en su segundo mandato, tampoco podría aspirar a continuar en el poder más allá de 2018.

"Nuestra bancada entiende que la reelección fue un instrumento que no se mostró productivo para nuestro país", señaló el líder del PMDB en la Cámara, Leonardo Picciani, pese a que otros...

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