Un avance posible por la confluencia de tecnologías

Hace 20 años, cuando tenía 41, la doctora en química Sonia Iujvidin descubrió que padecía deficiencia de una proteína llamada Alfa 1-antitripsina, que la conducía al enfisema pulmonar."Me llevó dos años llegar a un diagnóstico, y ocho obtener el tratamiento de reemplazo –cuenta–. Había un único laboratorio en el mundo que lo producía." Después de haber pasado por una cirugía de reducción de volumen, a comienzos de este año decidió someterse a la intervención mínimamente invasiva para el enfisema grave que realiza el doctor Pedro Grynblat, de Cemic."Estaba volviendo de Israel y no me dejaban subir al avión porque necesitaba oxígeno –recuerda Iujvidin, que hoy es presidenta de la asociación de pacientes Fundepoc–. Llegué a Buenos Aires justo en los días de tanto calor, y cortes de luz y gas. La intervención no me dolió nada. Cuando me pusieron de pie, sentí un cambio inmediato: fue como que estaba haciendo nuevas conexiones en el cerebro (se ríe). La mejoría fue notoria enseguida."Este tipo de procedimientos es posible por una confluencia de tecnologías en constante avance. Una de ellas es la nueva generación de dispositivos que ofrecen imágenes en 3D de una precisión sin precedente. "Disponemos de ecografía y tomografía intracoronaria, mediciones de flujo y de presión –dice el doctor Oscar Méndiz–. Las imágenes son impresionantes. Vemos los vasos en dos o tres dimensiones. El transductor está en la punta de un catéter de 1,3 mm. Ahora podemos saber cuáles son las...

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