El avance del macrismo en el territorio peronista

Después de arrebatarle ocho intendencias al peronismo en 2015 y de consolidar su presencia en las elecciones del año pasado, el macrismo trabaja incansablemente para afianzarse en el conurbano, el corazón histórico del poder del PJ.

Allí, en las zonas más humildes de Quilmes, Lanús, Lomas de Zamora o La Matanza, la realidad se percibe con contradicciones. Por un lado, la fuerte presencia de los gobiernos nacional y provincial, en forma de obras y programas como El Estado en tu Barrio. Para el año próximo, la Nación y la provincia habrán invertido US$8000 millones. Una apuesta para reducir la brecha social y también la política. Por otro lado, se percibe el fuerte impacto que generan la inflación incesante y los incrementos de las tarifas de los servicios. En medio de esas tensiones, Cambiemos avanza en su objetivo de ampliar su base de sustentación política a los sectores más desprotegidos, un bastión social que en los últimos años el peronismo empezó a resignar.

"Esto es una bendición", dice Miriam Benítez, y sus palabras suenan demasiado grandes en Villa Itatí, Quilmes, la villa más populosa del país y una de las más violentas del sur del conurbano bonaerense.

La "bendición" de la que habla Miriam son los gazebos verdes y celestes montados sobre la plaza principal de Itatí por El Estado en tu Barrio, el programa creado por el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense que instala oficinas públicas nacionales, provinciales y municipales en las barriadas más postergadas.

Desde tramitar el DNI, la tarjeta SUBE y la AUH para su hija de 14 años hasta vacunar y esterilizar a sus gatos, Miriam va enumerando los días de trámites y viajes a la Capital o La Plata que se ahorró en esas carpas. Tiempo ganado para las artesanías que hace en su casa y vende por Facebook.

Pero las bendiciones se le escurren rápidamente de las manos. Con los mismos dedos, Miriam enumera que perdió su trabajo de telemarketer en 2016. Que ya no consigue gratis los remedios para su diabetes y el corazón. Que vive encerrada junto a su hija en una pieza que alquila por 3500 pesos desde la última vez que les robaron con un arma en la cabeza. Que sueña con irse pero no podría pagar los 6000 pesos que cuesta un departamento afuera de la villa. Y que, si llegara, tampoco podría pagar la luz, el gas o el agua.

Esa contradicción entre las intervenciones y, sobre todo, la inversión en obra pública que Cambiemos está haciendo en los barrios más postergados del conurbano, por un lado, y el impacto de la falta de empleo, la inflación y el aumento de tarifas, por el otro, fue una constante en las recorridas que LA NACION hizo...

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