Un auditorio de pesos pesados reflejó un cambio de clima entre los industriales

Tres empresarios tuvieron que recular. El banquero Jorge Brito, el textil José Ignacio de Mendiguren y el constructor Gustavo Weiss llegaron a las primeras filas del salón, se sorprendieron con que había incluso gente sentada la una arriba de la otra y volvieron, resignados, por el pasillo. Desde el fondo vieron más cómodos a Mauricio Macri, orador estelar de la conferencia industrial, que se desarrolló ayer en Parque Norte. Hacía tiempo que este foro no reunía a semejante cantidad de hombres de negocios de primera línea: casi 1900 asistentes, el doble de su record histórico. Varios de ellos, como Luis Pagani (Arcor), Paolo Rocca (Techint), Aldo Roggio (grupo Roggio) o Alejandro Bulgheroni (Pan American Energy), no son público frecuente.

Tanto entusiasmo significó para Macri una velada reivindicación. Viene de una campaña de desencuentros con la Unión Industrial Argentina (UIA), algunos de cuyos miembros no sólo jamás lo imaginaron presidente, sino que presionaron para que llegara a un acuerdo electoral con Sergio Massa y hasta apostaron por Daniel Scioli en más de un sentido. Pero el poder suele reacomodar este tipo de relaciones. Y a veces de un modo tosco: cuando el jefe del Estado quiso advertirles que sería implacable con lo que llamó "abusos", empezó diciendo "por más que no tenemos ningún Moreno" y ese solo enunciado fue interrumpido por un aplauso. El gesto liberador de unos cuantos.

"Lo felicito, señor presidente, yo podría firmar ese discurso e irnos todos a tomar una copa", celebró Macri después de las palabras de Adrián Kaufmann, jefe de la UIA, y le pidió al auditorio que confiara en él del mismo modo en que él había decidido creer en los empresarios. Minutos más tarde, al terminar, casi no saludó a nadie y salió rápidamente por la puerta del costado. Pero esa alocución breve que José Luis Basso, fabricante de válvulas de Rafaela, llegó después a definir como "un gran discurso", convenció a la mayoría y, por lo menos ayer, no generó siquiera resistencia entre quienes se venían ubicando en las antípodas de su pensamiento ideológico. Aldo, ¿qué le pareció?, le preguntó este diario al economista Aldo Ferrer. "Y, vamos a ver", soltó.

Ese "vamos a ver" del autor de "Vivir con lo nuestro"...

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