El atentado en Londres se politiza y enciende la recta final de la campaña

LONDRES.- Bajo la sombra del atentado terrorista que el sábado costó la vida de siete personas en el corazón de Londres, Gran Bretaña retomó la campaña electoral con ánimo recalentado.

Quedan dos días para la cita de pasado mañana y, lejos del clima de sobrecogimiento que siguió a la masacre integrista, todo parece valer.

El laborista Jeremy Corbyn, que paladea un resultado con el que no podía ni soñar hasta hace poco, llegó a pedir la "renuncia" de la primera ministra, . Le reprochó haber reducido en 20.000 efectivos la planta policial, algo que considera inadmisible ante la amenaza terrorista. "Nunca se debió dar ese paso", dijo, con lo que dejó flotando sobre la cabeza de la May una dosis de culpa por lo ocurrido.

Posiblemente después se dio cuenta de que no era tan buena idea pedir la renuncia de la persona a la que -se supone- debería derrotar el jueves. De modo que luego volvió sobre sus pasos y aseguró que "no quiere" la dimisión de May, sino que, justamente, está seguro de que la derrotará en los comicios. Un borrón y cuenta nueva más de los tantos que hubo en esta campaña. May, en tanto, no llegó a responderle. Pero poco antes había recordado los coqueteos del laborista con líderes del terrorismo irlandés y su desconfianza ancestral hacia la policía.

"Estas elecciones son sobre liderazgo y Corbyn ha abjurado" de todo lo que se parezca a ello, dijo.

Hasta hizo burla sobre su inexperiencia en cargos ejecutivos y su pasado pacifista al asegurar que en Bruselas "creerán que es Navidad" si el laborista resulta elegido y le toca negociar el Brexit, tal como se denomina el proceso de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (EU).

May no se cruzó con Corbyn. Aquí cada uno va a lo suyo y con estilos de campaña muy distintos. May esquiva a la gente, Corbyn la busca.

Pero los periodistas no la dejan escapar y, cuando la tuvieron a tiro, le preguntaron hasta cuatro veces sobre el mismo asunto: por qué recortó los recursos de la policía y si eso había sido buena idea.

Cuatro veces respondió a su modo. "Tenemos una fuerza antiterrorista poderosa y eficaz. No se trata de cuántos son, sino de qué poderes y potestades tienen", sostuvo, a la vez que reprochó a su adversario laborista que "siempre haya votado en contra" de cualquier intento de dotar de más facultades de acción a los uniformados. El famoso "dispara a matar" que ella defiende.

Tampoco la ayudó la policía. Después de marchas y contramarchas, y con toda la cortesía que pudo, la jefa de...

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