'Me atendieron en la salita y me recetaron el medicamento'

Alejandra tiene 30 años y es de Cipolletti, Río Negro. Vive sola, estudia el profesorado de historia y trabaja en el sector público. A lo largo de su vida, sufrió de depresión, y cuando en noviembre se enteró de que estaba embarazada volvió a caer en el pozo.

"En ese momento me estaba separando. Por otro lado, ser madre nunca estuvo en mis planes de vida", cuenta la joven.

Y agrega: "Soy muy nerviosa. Empecé a deprimirme desde el momento en que noté que no me venía el período. Lo negaba, me levantaba todas las mañanas e iba al baño esperando que me viniera. Hasta que tomé coraje y me hice el test: me había fallado el método anticonceptivo".

Conocía al colectivo feminista La Revuelta (que forma parte de las Socorristas en Red) por el activismo del grupo. Además, había visto pintadas en la calle donde reclamaban la legalización del aborto". Cuando el test de embarazo le dio positivo, consiguió su teléfono y las llamó.

"Les hablé de mi situación y me dijeron que podía acudir a un centro de salud en mi barrio: nunca me lo hubiera imaginado", confiesa Alejandra.

En cambio, pensó que le iban a recomendar a un médico que le hiciera algo "quirúrgico, bien clandestino". "Pero lo pude resolver cerca de mi casa y el Estado me garantizó el aborto", dice.

En el centro de salud, la atendió una médica "superbién". "Le conté que psicológicamente estaba muy mal, muy deprimida y que no quería continuar con el embarazo. No me juzgó", recuerda Alejandra.

Acceso gratuito

"La médica me explicó que por el Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo, no era necesario que mi salud física estuviera en riesgo, sino que contemplaba también la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR