Asignaturas pendientes

¿Cuándo y cómo nos enseñan a establecer prioridades? Respuesta sucinta: nunca. Es una destreza clave para la supervivencia, y sin embargo la dejamos en manos del azar. ¿Cuándo y cómo nos enseñan a enfrentar una crisis? Lo mismo: nunca. Esto también se deja librado a la buena de Dios, a la suerte, a las lecciones que la vida nos enseñe, sin plan ni programa. Sin siquiera un decálogo.Supongo que confiamos en que la existencia nos instruirá sobre qué hacer a cada momento, qué tiene más importancia, por dónde empezar, qué descartar, cuál es el norte, a qué renunciar para alcanzar la meta, cualquiera que sea. También ciframos nuestras esperanzas en que los aprietos a los que nos exponen la infancia y la adolescencia terminen por prepararnos para las horas críticas que, invariablemente, nos aguardan en la adultez.Tengo dos reparos respecto de esta forma de pensar. El primero es que nuestros organismos enfrentan crisis y establecen prioridades de forma ordenada, lógica e impasible. El cuerpo va a mantener la temperatura del núcleo (el abdomen, el torso y el cráneo), incluso a expensas de nuestros miembros. Lo hará, además, según un protocolo estricto, ordenado e imperturbable. Puede que el resultado no sea agradable, pero si la situación no sobrepasa ciertos límites, salvaremos la vida. La prioridad es clara, los pasos por seguir están claros, y las emociones no tienen ninguna relevancia. Ciego y tenaz, el sistema nervioso autónomo hará todo lo posible por mantenernos con vida.El mundo tiende a ser más arduo, y ese es mi otro reparo. Si el cuerpo pone en marcha un protocolo objetivo y riguroso solo porque una variable (la temperatura) se sale de lo normal, con más razón deberíamos entrenarnos desde temprano para cuando llegue el momento de enfrentar las mucho más complejas sorpresas que ofrece la realidad. ¿Pero acaso hay un método?Parecía una tardecita normal de vacaciones. Sin prisa y charlando, volvíamos a nuestro hotel por una ruta provincial cuando el camión que venía en dirección opuesta empezó a zigzaguear...

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