Asesinos. La bestia de casi dos metros que criaba canarios y mató a machetazos a su familia y a un vecino

Roberto Vecino, el asesino múltiple de Necochea

Diez minutos . Eso es lo que le tomó a Roberto Daniel Vecino para convertirse en uno de los máximos asesinos múltiples de la Argentina . Diez minutos entre que, tras una discusión en la cocina de su casa en el FoNaVi de la calle 98 y 63, en Necochea , les arrebató la vida a su exesposa, Marta Esther Curuchet, a tres de sus siete hijos y a un jubilado del barrio que intentó frenar la barbarie y, como los demás, terminó siendo degollado, hasta que, después de escapar de la policía y atrincherarse en un galpón, se ahorcó con un alambre junto a las jaulas de los canarios que criaba.

Vecino era como Jekyll y Hyde: para la gente del barrio, un gigante bonachón, amable, atento, buen tipo; pero para su familia, ese hombre de casi dos metros de altura y manos enormes era, prácticamente, la encarnación del mal . La única que se había animado a enfrentarlo era su hija mayor, Daniela, que ya a los 9 años lo había denunciado en la comisaría local y que a los 16 escapó de la casa para huir de ese ambiente tóxico en el que su padre sometía a todos a su régimen de terror.

" ¿¡Por qué a mis hermanos!? ¿¡Por qué!? ¡Si con la que tenía problemas era con mamá! ", gritaba desolada Daniela, que había llegado a la devastadora escena alertada por vecinos. Cuando la llamaron para decirle que había pasado algo grave, primero pensó que tenía que ver con su hermano, Roberto, que era el único que, por entonces, a veces se animaba a enfrentar a su padre. Pero una vez allí supo de la verdadera magnitud de la tragedia que se había desatado el 7 de julio de 2016 a las 9 de la mañana .

Roberto Vecino, con sus canarios

Vecino se llevó su secreto a la tumba. Nadie sabe qué pasó en la cocina de la casa que casi compartían él y su exmujer. Solo se sabe que un poco antes habían dejado al menor de sus hijos, Diego, de 12 años, en la escuela especial a la que concurría porque tenía un retraso madurativo. Juan, el mayor de los que vivía con la mujer -también con una discapacidad preexistente-, estaba en un taller protegido.

Las referencias a una crisis de pareja crónica -con sucesivos períodos de separación y de acercamiento-, la violencia doméstica y el rumor de un tercero en discordia (o el al menos el deseo de Marta de irse para iniciar una nueva vida con otro hombre), alimentaron la caldera de las hipótesis, pero nada tomó el valor de certeza como para explicar el estallido homicida. Sin embargo, algo tiene que haber llevado a este hombre que acababa...

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