Asalto en Boulogne: en el vecindario de Bebe Contepomi se 'vive tranquilo', pero con medidas de seguridad las 24 horas

El asalto a la esposa del periodista Bebe Contepomi encendió alarmas en el barrio Santa Rita, de Boulogne

El violento robo a mano armada que sufrió la mujer del periodista Carlos José "Bebe" Contepomi, cuando dos delincuentes armados la emboscaron en la puerta de su casa y la amenazaron para robarle la camioneta en Boulogne generó preocupación y, también, sorpresa en esa zona residencial del partido de San Isidro.

El barrio Santa Rita, donde ocurrió el hecho, se encuentra literalmente pegado a la Autopista Panamericana, a la altura de donde se bifurcan los ramales Tigre y Pilar. "¿Viste alguna vez, en algún lado, que porque haya una o varias cámaras de seguridad los delincuentes no roben?", cuenta a LA NACION Edgardo, un vecino que reside en inmediaciones de donde ocurrió el asalto a Florencia Cardarelli.

Varias particularidades llamaron la atención de ese dramático hecho, registrado el miércoles 15 de diciembre, y atribuido a una banda que habría cometido otros 40 asaltos en San Isidro y otros distritos de las zonas norte y noroeste del conurbano . Sobresalieron el horario -minutos antes de las 14, cuando la esposa de Contepomi estaba por ingresar en su vivienda con la camioneta- y el hecho de que se trata de una zona con seguridad privada en todas las cuadras.

Las patrullas municipales de San Isidro recorren el vecindario constantemente , con soporte de un móvil adicional perteneciente a la Asociación Vecinal de Santa Rita. Las calles de este barrio están asfaltadas, son angostas, y las principales son de doble mano. No hay comercios, salvo algún supermercado chino perdido por la calle Carlos Tejedor. Y hay mini barrios privados, fuertemente custodiados en su ingreso, separados del exterior por portones infranqueables.

Sin embargo, los hechos de inseguridad que se reportan en el conurbano dieron la pauta a los vecinos de que, para evitar ser víctimas de episodios delictivos, debían adoptarse medidas, algunas de ellas rozando lo drástico: por cuadras enteras se extienden cercos electrificados, con discretos carteles de advertencia para cualquiera que intente ingresar ilegalmente a alguna de las viviendas . Se suman también las conocidas alarmas vecinales , presentes en los postes de iluminación.

"Es tranquilo, pero en ese barrio pasan cosas... La gente es como que vive encerrada en sus casas, pero hay entraderas. Si no, ¿cómo es que viven con cercos electrificados y para qué tienen cámaras por todos lados?" , sostiene Esteban, un joven...

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