Poesías de Angelelli
ANGELELLI. POESIAS
POESÍA DE ENRIQUE ANGELELLI
Hoy 4 de agosto del 2013se cumplen 37 años del asesinato de Monseñor Enrique Angelelli, en los Llanos del Chamical, La Rioja.
La Revista edita estas poesías y reitera su pedido de que los riójanos (con la á) que supieran quiénes estuvieron detrás de asesinato de este hombre de Dios o se beneficiaron con el mismo lo denuncien. Así, se cierra el círculo.
Pastor y poeta
Sólo se es poeta cuando se muere
(El ave deshoja en el ocaso toda su antología).
Pedro Casaldáliga
A La Rioja querendona
En cada chaya escondes tu dolor hecho harina y albahaca...
los del puerto te han amordazado para que no grites...
ya tus tientos se cortan y caen tus machetes;
solo te quedan ranchos tristes...
y tierra caliente.
Los de afuera, Chango, te han robao´ las vacas;
tu Tata ha quedao´ solo... y la Mama un recuerdo;
el Estargidio se fue lejos, a juntar petróleo
allá en Comodoro... rumiando nostalgias.
Y a la Rita la llevó el patrón para que lo comediera,
dicen que en Buenos Aires donde todo es mentira;
tiene que hacer de todo, aunque no lo pueda,
total es riojana, lo mismo que... ¡nada!
Pero el sol está sangrando
allá en Los Mogotes,
y en La Cueva de adentro se oyen galopes;
se acercan pasos por los caminos llaneros
y El Chacho amanece con sus montoneros.
Y por La Quebrada
que le dicen de Chusquis
unos lloros del cerro se gritan contentos;
hay olor a racimos y a vino nuevo,
y Don Aurelio ya calienta la pava en el fuego.
¿Por qué no quieren que diga lo que siento...
es que es mentira hablar del silencio...
no escuchan el grito de los de tierra adentro?
Somos, nosotros, porteños...
es fiero ¡si vieran lo que yo siento!
Quebradas y llanos... cansados y sedientos...
el alero del rancho se lo llevó el viento,
dicen que anoche silbando el silencio...
¿No escuchan el grito de los de tierra adentro?
Enrique Angelelli
Oración de mi Sacerdocio
Siento que mi tierra, dolorida y
esperanzada, reza y canta
con su historia, vida y mensaje...
Peregrina conmigo, en mi carne y
en mi sangre,
me parece escucharla con su chaya.
En esta Roma pecadora y fiel,
un día floreció en mí una Unción...
"Sacerdote para siempre"
me dijiste entonces, Señor.
Veinticinco años vividos por esos caminos
de Dios,
con mañanas de Pascua y tardes de dolor,
con fidelidades de hijo y debilidades
de pecador,
con las manos metidas en la tierra
del hombre...
de este pueblo tuyo que me entregaste,
Señor.
Mi vida fue como el arroyo...
anunciar el aleluya a los pobres
y pulirse en el interior;
canto rodado con el pueblo
y silencios de "encuentros"...
contigo... solo... Señor.
Mi vida fue como el sauzal...
pegadita junto al Río
para dar sombra nomás.
Mi vida fue como el camino...
pegadita al arenal
para que la transite la gente
pensando: "Hay que seguir
andando nomás".
Mi vida fue como el cardón...
sacudida por los vientos
y agarrada a Tí, Señor;
vigía en noches de estrellas
para susurrarle a cada hombre:
"Cuando la vida se esconde entre espinas,
siempre florece una flor".
Mi vida canta hoy dichosa a Ti, Señor...
Es misterio que se hizo camino
ya andado un buen trecho, Señor...
Mesa que acoge y celebra
los racimos ya maduros
que tu Sangre fecundó.
Todo esto soy yo, Señor...
un poco de tierra y un Tabor,
veinticinco años de carne ungida
con un Cayado, un pueblo y una Misión.
Hoy la tumba de Pedro es la Mesa
de esta Eucaristía, Señor...
en mis manos renace, como entonces,
la Nueva Carne del Amor.
Pablo, tu Vicario, me sale al encuentro
como un hermano mayor...
Me dice al oído: "Hermano,
confirmo tu Fe y tu Misión,
recibe el ósculo de la paz
y lleva a tu pueblo mi bendición".
Y... mientras se encienden las estrellas...
allá, lejos, sigue floreciendo el amor.
Por este Sacerdocio tuyo,
que es mio y de tu pueblo,
muchas gracias, Señor.
Es hora que me despida
de esta Roma que me ungió,
con un Credo agradecido
a la Iglesia que me engendró
y con la...
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