El arte de la elegancia en los autos

Hace unos días se presentó ante la prensa local el nuevo Range Rover Velar. Para los que estamos interesados en el diseño, era un modelo esperado con gran expectativa, ya que fue premiado como Mejor Diseño del Año por la prestigiosa organización World Car Awards. De hecho se lo viene promocionado como "El auto más lindo del mundo", eslogan que es bastante impreciso, porque ya sabemos que "lindo" es una categoría 100% subjetiva, que habla más del observador que de lo observado. En todo caso, la frase que sí le hubiese calzado perfecto es "EL SUV más elegante del mundo". Porque en esta época en la que se hace tanto uso (y abuso) de la palabra elegancia, el Velar llega para darle verdadero valor a su significado.Qué entendemos por eleganciaTodos tenemos en la cabeza una idea de lo que significa la palabra "elegante", pero para llegar a aplicarla al diseño de autos conviene desmenuzar un poco más el concepto.Hablando en términos abstractos, la elegancia tiene que ver tanto con las formas físicas como con la actitud. Por el lado de lo físico, podemos acordar que una figura elegante siempre es esbelta y visualmente ligera (difícilmente una silueta rechoncha, pesada o gruesa nos resulte elegante). Pero casi más importante que la forma es la actitud. Elegancia implica mesura, sutileza, sobriedad. Eventualmente, hasta cierta displicencia. Elegancia nunca es apuro, nunca es arrebato. Una postura elegante siempre es erguida, confiada y relajada, nunca demasiado tensa o nerviosa. Una "salida elegante" no es agresiva o prepotente, nunca es un portazo. Y, fundamentalmente, elegancia nunca es exceso. "La verdadera clave de la elegancia es la sencillez", sentenció la gran Cocó Chanel, que de estética algo sabía. Por eso, la noción de elegancia en el diseño tiene una relación tensa con la ornamentación y la estilización excesiva, algo que en la jerga se denomina overdesign.Si estamos de acuerdo en las premisas anteriores, podemos entender por qué James Bond es elegante y Jason Bourne no lo es, y por qué Audrey Hepburn siempre será un ícono de la elegancia y Kim Kardashian -por más bella que le parezca a "algunxs"- difícilmente lo sea. El deporte nos trae tal vez uno de los mejores ejemplos de elegancia: Roger Federer. El eterno tenista suizo siempre juega erguido, plástico, como si lo hiciera todo "sin esfuerzo". Rafael Nadal es su opuesto: exagerado, ampuloso, siempre esforzado; es el símbolo de la fuerza, el coraje y la energía. Y es interesante ver como...

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