Por una Argentina que nos incluya a todos

El triunfo en las urnas del candidato del kirchnerismo, Alberto Fernández, abre una nueva etapa política en el país. Eso, si nos remitimos a dichos del propio Fernández en el sentido de que su presencia a cargo del Poder Ejecutivo, a partir del 10 de diciembre, será garantía de un profundo trabajo tendiente a sacar a la Argentina de su grave crisis socioeconómica y a reconciliar a sus ciudadanos en un proyecto que incluya a todos.Que lo haga dependerá del valor que Fernández le asigne a cumplir sus promesas, pero también, de la libertad de acción que le permita el esquema de poder a cuya cima llega por decisión y cesión de su compañera de fórmula, Cristina Kirchner, próxima vicepresidenta de la Nación.Esa convivencia interna entre sectores con intereses disímiles en el próximo gobierno será clave para saber si soplarán verdaderos vientos de recuperación y crecimiento o se impondrán las vetustas y destructivas ideas de un populismo que en el mundo no ha hecho más que oprimir, castigar y, ciertamente, involucionar.Desde el primer minuto de hoy mismo, Fernández deberá preocuparse por brindar señales claras de su voluntad superadora de la indeseable grieta que su propio sector partidario ayudó a cavar de manera profunda y constante.El hecho de que los mercados se hayan mostrado alterados desde las PASO y de que, aunque en menor medida, también se hayan comportado de manera zigzagueante durante la semana previa a estos últimos comicios está directamente vinculado con la falta de certezas sobre adónde quiere ir y cómo piensa lograrlo quien desde agosto se había consolidado como el candidato favorito a ganar en la primera vuelta.Durante la campaña ha habido muchas declaraciones altisonantes pronunciadas desde casi todos los sectores políticos, mientras que escasearon las propuestas concretas.Que Fernández haya tratado de calmar a los ahorristas diciendo que debían estar tranquilos porque con el kirchnerismo en el poder sus dineros no corren peligros puede ser interpretado de varias maneras. Una de ellas es que, según su visión, sí se hubiera corrido ese riesgo de haber ganado otro candidato. Otra es que el kirchnerismo ha cambiado, que no se apresta a reinventar cepos cambiarios, dibujar hacia la baja los índices estadísticos, someter a la Justicia, borrar la independencia de poderes, afectar seriamente la seguridad jurídica cambiando las reglas de juego, perseguir a opositores o atacar a los medios de prensa independientes."No hay ninguna forma...

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