La Argentina impotente: villas para todos y todas

Un país que privilegia el gasto corriente sobre el largo plazo, desviando y malversando los dineros públicos, no tiene futuroDespués de 30 años de gobiernos peronistas en la provincia de Buenos Aires y de 25 años en la Nación, 5 millones de personas se hacinan en 4400 villas y asentamientos en todo el país, sin acceso a servicios básicos ni titularidad del suelo. Son 1800 en esa provincia, de las cuales 1000 están en el conurbano (alrededor de 400.000 familias). La mayoría se estableció después de la crisis de 2001.registraba 1412 propiedades, valuadas en 200 millones de dólares. Además de 20 empresas, 40 estancias y 947 vehículos. Al igual que las villas, su número creció después de la crisis de 2001, aunque en sentido inverso. Ese desvío masivo de recursos públicos para su "lavado" a través de hoteles de la familia Kirchner simboliza la utilización espuria de fondos presupuestarios que marcó gran parte de este cuarto de siglo.Otros igualmente impúdicos ejemplos son públicos y notorios. El impuesto a los combustibles con el que se quedó justamente, destinado a financiar viviendas; los departamentos en Nueva York, Miami y Puerto Madero del exsecretario todos originados en la deriva de fondos del Estado para sus moradas, no precisamente sociales. Los ejemplos continúan: desde los sobreprecios de Skanska hasta las importaciones de gas licuado o de inservibles vagones. ¿Cuántas viviendas sociales menos?Para justificar se invoca la necesidad de quienes viven en extrema pobreza. Y se atribuye a la falta de planificación del Estado esa situación, agravada hoy por la crisis sanitaria. No ha habido carencia de planes, sino otras prioridades populistas: construir poder con cargo al erario promoviendo consensos amorales para convalidar la corrupción.Ese poder se logra privilegiando el gasto corriente sobre la inversión. Se trata de expandir el empleo público, otorgar jubilaciones sin aportes, subsidiar la electricidad, el gas, el transporte. Cubrir el creciente déficit de empresas estatales cooptadas por sus sindicatos. Ampliar la base de votantes con planes sociales, subsidios a cooperativas truchas y aportes a cambio de clientelismos.La corrupción es la contracara del poder edificado a partir de un feroz desequilibrio fiscal: quien se beneficia de pagos con fondos públicos no objeta que robe quien también reparte. Es más, lo vota. O teje alianzas en el Congreso.Cuando el gasto corriente devora los presupuestos nacionales, provinciales y...

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