Argentina bien vale una misa

AutorRodolfo Capón Filas
CargoAbogado (UNL). Doctor en ciencias jurídicas y sociales (UNL). Docente universitario

29.12.2008 Día de Santo Tomás Becket

Mensaje de la Revista para el año 2009

El art.28 de la Declaración Universal de Derechos Humanos norma que toda persona tiene derecho a un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en ella se efectivicen plenamente. Este proyecto revolucionario exige de nuestra parte compromiso, conciencia, poder. Caminenos en esa dirección para no arar en el mar.

Napoleón no tuvo problemas en asistir a una ceremonia religiosa en la catedral de Notre Dame para lograr la corona de Emperador, argumentando, en su lógica implacable, “París bien vale una misa”. En vez de esperar que el arzobispo se la colocara, él solo se coronó, sin pensar en Santa Elena y en Waterloo.

Lo mismo hizo Cristina Kirchner cuando, el 22.12.2008 en la Basílica de Luján, luego de hacer esperar 25 minutos al Nuncio Apostólico, al Embajador de Chile, a 50 obispos, al cardenal Bergoglio, a representantes de otras confesiones religiosas, a los medios masivos de comunicación, entrara triunfalmente a la ceremonia religiosa convocada por el Episcopado Argentino a las 19 hs. para agradecer la mediación de Juan Pablo II, que impidiera hace 30 años la inminente guerra con Chile.

Su entrada fue aplaudida por el conjunto de los aduladores de siempre, algunos de los cuales, en su momento, aplaudieron a Videla, Menem, Duhalde y Néstor Nirchner.

Ceremonia similar se realizó en el santuario de Maipo, Chile, sin aplauso alguno.

Entre ambas reuniones religiosas existieron dos diferencias, además de la ya señalada:

La primera: la misa chilena fue concelebrada por el titular de la diócesis de Santiago (en donde se encuentra el Santuario de Maipo), el Nuncio, el presidente de la Conferencia Episcopal y pocos obispos más, mientras la argentina fue concelebrada por unos cincuenta obispos y presidida por el cardenal Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal, mientras el Nuncio meramente participó de la misma..

La segunda: tal vez por su origen francés o por educación de su padre, un brigadier de la fuerza aérea asesinado por Pinochet, Michele Bachelet llegó a horario (“la ponctualité c’est la vertu des rois”, ¿no?) mientras Cristina Krichner, fiel a su menosprecio por toda autoridad que no sea la propia o la de su esposo, llegó tarde (como ya hiciera en varias reuniones internacionales importantes).

Pregunta formulada por varios chilenos, miembros del Equipo Federal del Trabajo:

¿Por qué la misa no empezó a las 19 hs. y, en...

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