Más que árbitros, los chicos piden adultos que escuchen

En los vínculos entre hermanos, es importante escuchar siempre ambas campanas

¿Las cosas son exactamente como los chicos las relatan? Ellos vienen a contarnos lo que les pasa: "es mi turno para la tele", "me sacó la remera sin pedirme permiso", "es mala", "yo no le hice nada", "yo canté primero", etcétera, esperando que nosotros resolvamos esas dificultades. El problema es que cada uno cuenta la historia desde su punto de vista convencido de que tiene toda la razón y que el otro está absolutamente equivocado… Y ahí estamos, ya seamos padres, docentes, abuelos u otros adultos, intentando entender lo que de verdad pasa y quién tiene razón.

A veces buscamos resolver convencidos de que sabemos, otras nos ubicamos desde el comienzo en el lugar de jueces e intentamos saber "la verdad", aunque al hacerlo seguramente nos alejemos de ella. O buscamos lo que sea que logre que los chicos paren de pelear o dejen de sufrir; otras veces aprovechamos la oportunidad para dar las "lecciones de vida" que creemos necesitan.

La realidad objetiva es a menudo difícil de descubrir y podemos ser injustos si nos apuramos. Además, desperdiciamos la oportunidad de ayudarlos a pensar y alcanzar una mirada más amplia de la situación

No es sencillo el camino, todos vemos las cosas desde nuestro ángulo subjetivo, olvidando que la situación podría verse diferente mirada desde otro lugar. Por ejemplo, cuando chocamos con el auto tendemos a ver la culpa en el otro: "yo iba por la derecha y tenía derecho de paso", sin tener en cuenta lo que dice el otro: "iba por una avenida y yo tenía derecho de paso".

Veámoslo en un ejemplo de la vida diaria: nos enojamos con nuestro hijo mayor y lo retamos por contestarle de mal modo a su hermanita -quien vino corriendo a contarnos lo que le hizo su hermano- sin haber presenciado (nosotros) el largo rato de paciencia que él tuvo con ella antes, explicándole los motivos por los que no podía prestarle su lapicera. Solo la escuchamos a ella y decidimos hacer justicia con su parte de la información.

La realidad objetiva es a menudo difícil de descubrir y podemos ser injustos si nos apuramos. Además, desperdiciamos la oportunidad de ayudarlos a pensar y alcanzar una mirada más amplia de la situación. Por otro lado, cuando hacemos un careo entre ellos para dirimir quién tiene razón y quién se equivoca los invitamos, sin darnos cuenta, a que cada uno refuerce su propio punto de vista y se esfuerce por convencernos, lo que los lleva a...

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