Ganar tiempo, la apuesta del Gobierno para escapar del peor escenario

Anteayer, en Nueva York, el abandonó la poesía y tomó la calculadora. Frente a Daniel Pollack, el facilitador nombrado por el juez Thomas Griesa, el ministro Axel Kicillof pidió una ampliación de la cautelar para seguir pagando la deuda mientras negocia con los que ganaron el juicio en los tribunales norteamericanos. Antes, durante y después, el ministro adornó su propuesta con fuertes descalificaciones a los fondos buitre, pero lo cierto es que por primera vez tuvo una idea sensata sobre este conflicto. Consiste en apartar al país del riesgo de otro ruinoso default y de mantener abierta una negociación de pago con los tenedores de bonos que no entraron a los canjes de 2005 y 2010.Ni Kicillof, ni Cristina Kirchner, ni los argentinos han sido los primeros en quejarse del papel desestabilizador que cumplen los fondos buitre en el sistema financiero internacional. De hecho, el autor de ese peyorativo mote, fondos buitre, fue el ex premier británico Gordon Brown, cuando era ministro de Economía de Tony Blair. Brown, uno de los primeros ministros más lúcidos y honestos de Gran Bretaña, tuvo duras calificaciones para los fondos especulativos. De todos modos, la manera de resolver el problema no será seguramente hablando en la OEA ni en el G-77, que es lo que ha hecho la Argentina hasta ahora. Los únicos dos ámbitos con poder real para establecer nuevas normas en el sistema financiero internacional son el G-20 y el Fondo Monetario Internacional. La Argentina desperdicia su participación en el primero y no quiere saber nada con el segundo.Aunque no lo dirá nunca, la intención del Gobierno es postergar el comienzo de los pagos a los holdouts hasta enero o hasta el primer trimestre del próximo año. De esa manera, el país esquivaría las consecuencias de la cláusula RUFO, que estipula que cualquier mejora parcial a un sector de bonistas deberá ampliarse a la totalidad de los acreedores. La vigencia de esa cláusula vencerá en diciembre próximo. Es imprescindible, en ese caso, que la administración argentina conserve una posición conciliadora con Pollack, el hombre designado por Griesa. El único que está en condiciones de ampliar la cautelar y de reducir los alcances de su sentencia es el propio juez Griesa. Si ésa fuera la estrategia definitiva del gobierno de Cristina Kirchner, se habrían creado por fin las condiciones para escapar del peor escenario, el del default técnico.Un grupo de bancos norteamericanos propuso en los últimos días, incluso, hacerse cargo del...

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