'Aprendí a amar sin esperar nada a cambio'

Un día fui a buscar a mi hija Azul a la casa de una compañerita del colegio y me encontré a la mamá con un bebe en brazos que no era suyo. Y ahí me contó que en la parroquia del Espíritu Santo funcionaba el Grupo Nazareth que trabaja con familias que reciben a chicos en tránsito.

Enseguida fui a averiguar y me explicaron que eran una organización social que asiste a chicos judicializados. Lo hablé con mi familia -mi marido, Sebastián, y mis hijos, Franco (19), Azul (14) y Lucas (12)-. Les gustó la idea, nos hicieron una entrevista y quedamos.

Era 2010, yo no estaba trabajando, sólo estudiando Licenciatura en Turismo y tenía toda la tarde libre así que quería arrancar lo antes posible. Tres meses después me llamaron para decirme que había un bebe de cuatro meses con sarna porque había estado abandonado en un contenedor. Dijimos que sí. Yo lo estaba esperando con mucho amor. En cuanto me vio, me tiró los brazos y me puse a llorar.

Fue todo muy natural. Como si nunca hubiera dejado de haber un bebe en la casa. Mi hija me ayudaba con todo y el gordo estaba todo el día a upa.

Estuvo ocho meses con nosotros y después lo adoptaron unos papás que hacía 10 años estaban esperando. Cumplió cinco años en septiembre y fuimos con mi familia al festejo.

Lo más lindo de esta apuesta es que uno descubre la capacidad de querer a un...

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